Hilda Pupo Salazar
La trilogía de las E: educar, enseñar y entrenar son fundamentales para la preparación de los niños(as) tanto para padres, escuela como la sociedad al poder transmitir conocimientos teóricos y prácticos que los adecúen
a la sociedad del conocimiento.
Es lograr consolidar el amor por los saberes, motivarlos y guiarlos para que estén actos para decidir y realizar sus objetivos.
Al educar formarán al hombre y la mujer integrales, honestos, responsables, además de desarrollar los conocimientos, al dejar bien definidos los valores, salud emocional, disciplina, cortesía, buenos hábitos, con la consolidación de un pensamiento crítico, para que aprendan a convivir, saber comportarse, sin dejarse manipular y asumir las responsabilidades.
Enseñar es enriquecer los conocimientos, que puedan aprender por ellos mismos, que busquen respuestas a sus inquietudes, que investiguen y estudien cada vez más.
Mientras que al combinar con entrenar desarrollan la inteligencia, consolidan hábitos, rutinas, como signos de constancias, regularidades con el poder de concentrarse en sus fines, fortalecen el bienestar interior, moldear el comportamiento y perspectiva, confiados en un continuo aprendizaje, al formarse como personas responsables, educadas y comprometidas.
Al aplicar correctamente esta trilogía perfeccionan las facultades intelectuales, físicas y morales de las nuevas generaciones por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos que instruyen, informen, comuniquen ideas, métodos en la transmisión efectiva de conocimientos y habilidades,
Cada vez más la educación es necesaria en todos los sentidos, para el avance y progreso de nuestra sociedad al enriquecer la cultura, el espíritu, los valores y todo aquello que caracterizan a la Revolución cubana.
La educación, enseñanza y entrenamiento tienen un papel único en el proceso de adquirir conocimientos, habilidades y valores, con sus diferencias y similitudes.
Así reflexiona Fiodor Dostoievski, uno de los principales escritores de la Rusia zarista: “… el alma se cura cuando pasamos tiempo con los niños. Tanto si somos padres, madres, abuelos o incluso maestros o profesionales que trabajan diariamente con los pequeños”.
John Wilmot, escritor inglés, cuenta que: “Antes de casarme tenía seis teorías sobre el modo de educar a los niños. Ahora tengo seis hijos y ningún teoría.” Desde su tiempo Sócrates filósofo clásico griego describe: “Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros.” Gabriel García Márquez, escritor colombiano, afirma: “Cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre.” Alberti Leon Battista, arquitecto y secretario personal de tres papas defiende: “El mejor legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día.”
Josep Pla Casadevall, escritor y periodista español, enfatiza: “Hay un solo niño bello en el mundo y cada madre lo tiene ,” y Cicerón, filósofo, escritor y orador romano sentencia: “Estos son malos tiempos. Los hijos han dejado de obedecer a sus padres y todo el mundo escribe libros.”
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