Rodobaldo Martínez Pérez
rodo@enet.cu
Después del recorrido, por sitios convertidos en
historia, desde aquel lejano enero de 1959, con la Caravana de la Victoria, Fidel estará junto a Martí. La realidad no
puede despojarse del simbolismo.
A partir de ahora, el mejor alumno del Maestro
compartirá su espacio en el cementerio santiaguero Santa Ifigenia, como la
mejor certeza de mantener unidos a dos gigantes, quienes les dieron tanta gloria al suelo de la Patria.
Ya lo dijo el Apóstol: “La muerte no es verdad, cuando se ha cumplido bien
la obra de la vida” y lo reafirmó el Comandante en Jefe: “No
hay satisfacción, ni premio más grande que cumplir con el deber, como lo hemos
estado haciendo hasta hoy y como lo haremos siempre...”El mausoleo de Martí se engrandece con las cenizas a su lado de otro grande. Ambos siguen uniendo sus ideas, para despejar los caminos de entorpecedoras malezas y desglosarnos un futuro mejor.
Tanto en Martí, como en Fidel están la entrega sin
límites, el sacrificio de sus existencias, la persistencia, el valor de la
unidad, el deber, humanismo, con fe en el mejoramiento humano, en la vida
futura, en la utilidad de la virtud, solidaridad e inteligencia. Los dos
encarnaron a este país y nos sembraron, para siempre, el orgullo de tenerlos.
Juntos estarán para beneficio de Cuba, el Autor Intelectual del ataque al cuartel
Moncada y el protagonista principal, los organizadores de las Revoluciones de
1895 y de 1959, el hombre que unió sus
destinos a los pobres de la tierra y el que hizo su obra con los humildes y
para los humildes.
Martí y Fidel unidos más allá de sus vidas. Los
siglos XIX, XX y XXI se engrandecieron con tan excelsas figuras y guardaron
esos nacimientos ilustres y los grandes aportes a Cuba, de los dos hijos más gloriosos.
El cortejo fúnebre con las cenizas del Máximo Líder
hacia Santiago le llamaron, certeramente, una carrera de relevo, porque en
1953, se asaltó la segunda fortaleza militar de Cuba, para no dejar morir al
Apóstol en el año de su centenario y, ahora, el pueblo grita “yo soy Fidel”,
como continuación de su legado.
Lo sentenció Martí: “Toda la vida es deber” y dijo Fidel:
“Felicito a todos los que luchan, a los que no desisten jamás ante las
dificultades, a los que creen en las capacidades humanas de sembrar y cultivar
valores e ideas, a todos los que creen en la hermosa convicción de que un mundo
mejor es posible”·
Un reflejo de esta interacción seguirá siendo: lo
que te prometió Martí, Fidel te lo cumplió.