Columnas

Thursday, August 12, 2021

 ¡ #Fidel te queremos!

 Rodobalo Martínez Pérez

rodobaldo@ahora.cip.cu

 “Te queremos #Fidel, te queremos…” El Comandante responde: “Yo también los quiero a ustedes”, tal vez constituye una premonición de sus coterráneos, como el adiós en el último diálogo público con su pueblo, a las pocas horas enferma gravemente y ya no vuelve a vestir su uniforme de Comandante en Jefe, aunque, para Cuba, siempre lo sea.

En la cronología de ¡ahora! era esta la 46 visita oficial al territorio en  la tarde- noche del miércoles 26 de julio de 2006, para la inauguración el Grupo Electrógeno más grande del país,  en Guirabito, en la cercanía de la ciudad de los Parques. Venía de Granma, sede del acto nacional por los 53 años del ataque a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

Quiere reconocer a la provincia por los Programas de la Revolución Energética, la preparación de jóvenes venezolanos, como trabajadores sociales y la formación de estudiantes bolivianos, como médicos. Tal vez cuando Díaz-Canel, entonces primer secretario del Partido aquí, le explica, ya sabe que, antes de coger el avión, tiene otro encuentro con su pueblo.



Durante el discurso Fidel encomia la solidaridad de familias holguineras para acoger, en sus hogares, a estudiantes bolivianos. Al hablar, movía los numerosos documentos acomodados en el podio, con deseos de continuar y enfatiza: “son muchas cosas las que quisiera decirle, pero termino”.

Al concluir saluda, casi cuerpo con cuerpo, a los asistentes que ocuparon la primera fila, conversa con algunos, cuando termina le preguntan “a donde vamos” y responde enérgico: “a La Habana”, a todos extrañan por la hora. En ningún momento muestra lo mal que debía sentirse.

 Siempre hay que recordar la gran complicidad del Comandante para el avance de la actual provincia de Holguín, que evidencia la amplia visión estratégica en su diseño futuro.

Al recordar el aniversario 95 de su natalicio sobresale su vida completa, dedicada a la Patria, identifica su nombre con Cuba, la bandera, el escudo o el himno nacional y es que Fidel, en nuestra historia nacional, llena de hombres extraordinarios, ocupa un lugar supremo por sus aciertos en la conducción de la Revolución Cubana.

Nos dio lecciones imperecederas sobre: prestigio, honestidad, ejemplo personal y altruismo, pero su más abarcador legado es, sin dudas, lograr la Obra del Primero de Enero y garantizar su continuidad, que corresponde a los agradecidos de hoy y de mañana.

Nunca lidia con el desorden ni la chapucería en cualquier acción, sin admitir el fracaso ni la renuncia a principios y  deberes. Proclama la equidad, optimismo, jamás ni un paso atrás y la resistencia como principios irrenunciables.

A Fidel podemos ir permanentemente para encontrar contestas para este mundo caótico y para saber obrar con inteligencia, porque el talento no puede faltar en cualquier estrategia que signifique supervivencia, cuando existe una compleja situación con la actual pandemia, tanto en Cuba como  internacionalmente, con un absoluto recrudecimiento del criminal bloqueo, con golpes blandos y  la llamada guerra de cuarta generación para tratar de minarnos desde dentro. 

La mejor respuesta está en las calles cubanas: resistencia y valentía, para preservar el designio de construir el socialismo prospero y sostenible, a cualquier precio.

En este combate popular por mejorar la existencia cotidiana cabe todo aquello que añada bienestar a la convivencia, como la eliminación de las indisciplinas sociales, corrupción, ilegalidades, maltrato, informalidad, prepotencia, injusticias, ineficacias, inmovilismo, los escasos de iniciativas y quienes, con total inflexibilidad, añaden permanentemente un No se puede a su lenguaje.

El desarrollo del país depende de los cubanos, con nuestros propios recursos y esa verdad, incuestionable, entra en contradicción con quienes piensan en avances y miran frontera afuera, con altas dosis personales, muy alejadas de la colectividad.

Necesitamos que la Revolución salga a enamorar todos los días, para desarrollar nuestro proyecto desde los humildes y para los humildes en cada instancia, con la misma seducción de Fidel.

No hay varitas mágicas para resolver las dificultades con simples toques y, de más está decir, que la fuerza de los brazos cubanos es definitoria: Productividad, disciplina, entrega, consagración, eficacia, calidad, organización y trabajo útil.

Si eso no se comprende con interiorización estamos renunciando a un sistema comprometido con el humanismo, como ninguno en este mundo y, sería muy triste, como expresó Fidel: “No permitamos jamás que lo que hoy nos alegra a todos sea mañana, por indolencia o irresponsabilidad, motivo de tristeza y frustración”.

Con su legado y grandeza espiritual Fidel continúa  indicando como enfrentar los actuales  y futuros retos. Nos enseña cómo hacerlo después  de su ausencia y,  desde su humildad y de su espíritu de eterno conspirador, nos indica el camino para saber vencer, con abnegación e inteligencia los peligros, en una lucha constante para perfeccionar nuestra sociedad, como constante inconforme que siempre fue.

 Cuando su generación entrega, la dirección del país, a los nuevos pinos de Martí y cada uno de nosotros debe llevar, en su corazón, el concepto de Revolución, esta, su  obra maestra, jamás entregará las banderas.

Por eso necesitamos, cada día, susurrarnos al oído: Sí se puede, de Fidel.