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Carlitos es un pequeño de cinco años, quien nació
con una malformación congénita, con tres operaciones a su corta edad. Su madre
agradecida dice: “si yo tuviera que pagarle financieramente al Gobierno tantos
servicios, mi hijo ya no viviera”.
Otra es la historia de Gisela, joven de 26 años,
embarazada por primera vez, quien
planifica el tiempo reglamentado pre y post natal, para atender a su niño. Así
sucede con las mujeres cuentapropistas, hoy protegidas igual que las
trabajadoras en centros estatales.
Los cubanos disfrutamos de tantos derechos que a veces lo asumimos como
algo natural, no sujeto al Estado Socialista. Son muchos años las fiestas para el inicio del curso escolar, que nadie imagina un contexto diferente, una conquista
que requiere, del pecunio personal en
muchos lugares de este mundo.