Columnas

Tuesday, August 15, 2006

La Patria nos la dio Fidel

En el Palacio de las Convenciones, en Ciudad de La Habana, cuando los festejos por el cumpleaño 80 de Fidel
Por Rodobaldo Martínez Pérez
rodo@ahora.cu
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Hay quienes dicen que superas a Dios. Otros afirman que eres inigualable y casi todos coinciden que la infinita vocación de Fidel Castro es hacer bien a los demás.
Este 13 de agosto los 80 años llegan. La mayor sorpresa es recibirlos en la cama. Cómodo lugar para otros, pero es donde menos has estado en toda la vida.
Llegar a ocho décadas es un privilegio más para su existencia. Es muestra de que es afortunado. Una larga vida sólo al servicio de su pueblo y de las causas más humildes y justas del planeta.
Hombres grandes la vida le jugó una mala pasada tempranamente. Julio César no pasó de los 43 años, Napoleón Bonaparte a los 51, Simón Bolívar a los 47, Lenin a los 53, José Martí a los 42.
Fidel llega a los 80 y desde su lecho, donde se recupera de una intervención quirúrgica, sigue haciendo Revolución. Hay que “luchar y trabajar”, le pide a su pueblo, que aclama por su más pronta recuperación.
“Lo importante es que en el país todo marcha y marcha perfectamente bien”, expresa en su mensaje al pueblo de Cuba y a los amigos del mundo. Es el optimismo de un hombre que jamás se ha dejado vencer por las peores adversidades.
Es el mismo Comandante en Jefe, quien en Cinco Palmas, en plena Sierra Maestra, en el Oriente de Cuba, luego de desembarcar el yate Granma, en su travesía desde México con 82 hombres a bordo, al reencontrarse con Raúl Castro y otros compañeros, que en total sumaban siete, con cinco fusiles, estremeció las montañas cuando grito: ¡ Ahora sí ganamos la Revolución!
Es el que ahora, en este 13 de agosto, plantea: “A todos los que desearon mi salud, les prometo que lucharé por ella”.
Así es nuestro Fidel, que provoca exclamaciones como en aquella señora de pueblo: “El mundo sin Fidel es otro mundo”. Que sabio es el lenguaje popular y cuánta devoción sobresale en millones de personas, de disímiles credos, quienes piden su más pronta recuperación.
Ya la dijo un amigo que lo visitó en los primeros días después de la operación: es tan resistente como el Caguairán, uno de los árboles de la madera más valiosa, dura y resistente, es incorruptible, compacto, de una dureza extraordinaria. El color es rojo púrpura, con un grano recto, durable y muy consistente.
Los yanquis hasta se asombran de por qué tanta devoción por un hombre, pero desconocen que ese hombre es el Comandante que guía a los cubanos hacia la dignidad plena del ser humano, que muchos ni pueden desearla y otros la han perdido en este mundo de hoy.
Para los cubanos Fidel es el velador del bien. Una de las primeras palabras que pronuncia un niño en Cuba es: Fidel. Y con esa bella inocencia, propia de la edad, le cantan, lo reconocen en fotos, en la televisión y hasta le dicen papá.
Eso es Fidel para todos: la inspiración invariable, la confianza de que su vigía nos protege, de que nos saca las castañas del fuego constantemente: El paradigma de jefe, dirigente, amigo, compañero. El cubano incansable, que confía en su gente para que la Revolución siga siempre adelante.
Fidel nos ha dado una Patria, la misma que quería Céspedes, Gómez, Maceo, Martí, Mella, Villena, Camilo, el Che, la misma por la que han muerto miles de los mejores hijos de esta Isla, la misma que los americanos no perdonan que la tengamos libre y soberana, con un alto orgullo ante el mundo.
Esa Patria nos la dio Fidel.