Rodobaldo Martínez Pérez
rodobaldo@ahora.cip.cu
La historia asciende en el Club de Vinicultores
Bayado, de Holguín que, en este diciembre, llega a sus 25 años y acumula en sus méritos, estar entre los más
destacados del país.
Su bebida
insignia: el Marañón recuerda al rio
homónimo, el cual, junto al Jigüe, son
emblemáticos en el nacimiento de la
Ciudad de los Parques, con su cerro Bayado, devenido, popularmente, Loma de la Cruz, uno
de los símbolos identificativos de aquí, desde dónde el Papá Francisco
bendijo la ciudad, en septiembre del 2015.
Aunque la modernidad, de esta bebida, armoniza con
el pasado, cuando
antes de Cristo, unos tres milenios atrás, la vid llega a Egipto y corre por
los países mediterráneos, pero, desde el siglo V, circulaban vinos blancos,
tintos o dulces, de varios tipos de uvas.
En la historia de este Club de Vinos
Artesanales, en el alumbramiento, sobresale la
profesora
Raquel López Durañona, su fundadora, quien, desde niña, comienza en este arte,
inspirada por su abuelo paterno, el que llegó, a esta zona Oriental, desde su
natal Villar, provincia española de León.
De retorno del V Festival de Tradiciones
de Villa Clara, en 1994, cuando alcanzó
los primeros lugares y el premio de la popularidad, Raquel embulla, a otros aficionados de la
milagrosa bebida y crean el club, con unos 10 miembros. Su primer nombre surgió en 1995: Areito, en evocación del
baile aborigen. En 1998 cambia para Bayado.
Hoy,
con unos 30 miembros y dirigido por
Rosell Martínez Pérez, el Bayado posee mucho activismo y está incorporado a eventos como las Fiestas de la Cultura Iberoamericana, Romerías de Mayo, Semana de la Cultura,
Noches Holguineras, entre otros, para fomentar una categoría socio- cultural al
vino artesanal de aquí.
Nombres
como: Raquel, Reynier Torres - fundadores- los ya fallecidos Eduardo
Cordobés, Pedro Roque, Marta Gutiérrez,
Dolores Cobas y Ramón Ronda son importantes en este recuento. Prestigian
actualmente el grupo: Merlin Batista mulet Freddy Peña, Olga Rueda, Gisela Castro, Ivett Pupo, Rafael LLaurado, Magdalena Pons, Luis
Fernández, Juan Carlos Carbazán, Eduardo Llaurel, Juan Luis Infante, Luis
Bermúdez, Abilio y José Ramón Torres y ,
quienes descuellan en la vinicultura holguinera, con su punto de venta en la Plaza de la Marqueta. Fundadores
Raquel
Actualmente no solo se utiliza la uvilla
en el vino cubano, son conocidas otras
variedades nacionalmente como el
marañón, tamarindo, cereza, ciruela, caña, fruta de maya, canistel, frutabomba, níspero, mora, jengibre
y flores, como las de majagua, marpacífico,
rosa o romerillo.
Tanto
Raquel como Rosell, con varios años en
el oficio, coinciden en afirmar que, aunque hay quienes
consideran el vino solo de la vid, ya es el momento de vindicar la fermentación de otras frutas.
Rosell,
quien avanza en el complejo andar de la cata, asevera: “En Cuba, de cualquier
parte de la planta, brota vino: fruto,
grano, raíz, flor, todo depende del vinicultor, su destreza y amor durante el proceso de fermentación”.
¿Cuál es el secreto para un excelente vino? combinar
manos, corazón, mente y tranquilidad.
Selección optima de los componentes, el trabajo calmado, de ahí viene la formación del mosto:
azucares, frutas, agua y levadura y la trasformación de los azucares en
alcohol, Co2 (gas carbónico) y el color, afirma Rosell, coordinador para
las provincias Orientales de la Junta Nacional de Vinicultores Artesanales.
La calidad
del vino holguinero ya es reconocida y, en
su cotidiano quehacer, defiende la cultura de preferirlo por encima de cualquier otras
bebidas, como siempre quiso el Comandante en jefe Fidel Castro.
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