Columnas

Wednesday, October 09, 2019

Un comunista


Rodobaldo Martínez Pérez
rodo@enet.cu
 Para el Papa Francisco: “Los comunistas piensan como los cristianos”, responde así en una entrevista, en Roma, donde afirma: “Cristo ha hablado de una sociedad donde los pobres, los débiles y los excluidos sean quienes decidan”.

El pontífice agrega: “No los demagogos, los barrabás, sino el pueblo, los pobres, que tengan fe en Dios o no, pero son ellos a quienes tenemos que ayudar a obtener la igualdad y la libertad”
No es que el líder de la Iglesia Católica abrazara la teoría de Carlos Marx y  tuviera como libro de cabecera al Capital, sino que desea el bien a los hombres, condena a los explotadores y a todos aquellos que lucran con el sufrimiento de los más humildes.


El comunismo tiene a las mayorías en el centro de sus preocupaciones. Como concibir al capitalismo con un gesto humanitario hacia las masas, sino hay ganancias, las acciones no suceden.
Ernesto Che Guevara, al hablar del tema, recordó a Martí cuando dijo: “Todo hombre verdadero debe sentir en la mejilla el golpe dado a cualquier mejilla de hombre”  y añadió  que el revolucionario cabal, el miembro del Partido,  dirigente de la Revolución deberá trabajar todas las horas, todos los minutos de su vida, en estos años de lucha tan dura como nos esperan, con un interés siempre renovado y siempre creciente.

  Esos trabajos deben asociarse, con la entrega y el esfuerzo por su Patria. Tener presente la realidad revolucionaria y no olvidarse de los principios de cada quien. Para el Guerrillero Heroico eso significaba sentir la Revolución.

 El comunista debe ser un hombre que sienta, íntimamente, en todo su ser, las nuevas verdades y cumplir las estrategias de desarrollo, pero nunca olvidarse de las necesidades de los demás y saber dar lo mejor de sí por los más necesitados, sin jamás perder el humanismo, la ternura ni el amor.

Fue el Che, quien expuso sus consideraciones en torno a las características y el papel del Partido en la sociedad cubana y cómo debía estar, directamente relacionado, con las masas. Sin ellas no es posible avanzar un solo paso, son los principales protagonistas de una Revolución  Socialista y su razón de ser.
  Mencionar a la falta de unidad como  blanco de todos los ataques de nuestros enemigos. Desde tiempos bíblicos sabemos que la sentencia divide y vencerás constituye la táctica más usada por quienes oprimen, subyugan y agreden a los demás. ¿Qué hubiera sido de la Revolución si el pueblo cubano se hubiera desmembrado en varios partidos, con diversos programas, objetivos y direcciones diferentes?

Dividir es debilitar, es restarle fuerza a la mayoría. Y esa mayoría unida del pueblo es la que ha mantenido a la Revolución. Fidel siempre lo alertó: Las divisiones nos han derrotado, más de una vez, en la historia, excepto en la etapa final de nuestra lucha. Luego, la historia nos enseñó otra lección: la necesidad de estar unidos por encima de todo.

Cuando un pueblo pequeño, como el cubano, tiene adversarios poderosos no hay otra alternativa que mantenerse unido. Esa ha sido una de las mayores experiencias de la Revolución. Los cubanos, desde las tempranas edades, conocen que aquí nunca puede dividirse y, ante una acción del enemigo, la reacción, inmediata, es estrechar filas.


El comunismo, para nosotros, es independencia y pensar,  siempre, en los más humildes. Con esos antecedentes defendamos  la sociedad cubana. La propaganda capitalista, de los Estados Unidos, arremete contra el comunismo y tratan de denigrar todo lo que huela a él.

En más de 60 años hemos aprendido que para que el socialismo prospere en Cuba, la consulta con el pueblo es vital. Intercambiar criterios, conectar propuestas diversas, que son fruto del estudio y fundamentalmente de la práctica, ayudan a iluminar el camino. El desarrollo, la prosperidad, el bienestar que espera y merece nuestro pueblo, no pueden instalarse por decreto. Entre propósitos y conquistas median las circunstancias.

Decía Fidel que “Cuando la patria se enfrenta al imperio en un gesto sin precedente y sin paralelo, cuando se ha convertido en la primera trinchera de la defensa de América, cuando la patria es lo que quiso hacer Martí, es un verdadero privilegio ser cubano”.
De esa certeza nació nuestro llamado a: “Pensar como país”, entre todos los cubanos.






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