Raúl Castro Ruz:
De Fidel aprendimos que si podíamos intentar la conquista
del cuartel Moncada; convertir aquel revés en victoria; llegar a las
costas del país en el yate Granma; resistir al enemigo, al hambre,
la lluvia y el frío, y organizar un ejército revolucionario en la Sierra
Maestra, tras la debacle de Alegría de Pío.
Confió en abrir nuevos frentes guerrilleros en la provincia de Oriente, derrotar, con 300 fusiles, la ofensiva de más de 10 mil soldados; repetir la epopeya de Maceo y Gómez extendiendo, con las columnas del Che y Camilo, la lucha desde el Oriente hasta el Occidente de la isla y derrocar, con el respaldo de todo el pueblo, la tiranía batistiana apoyada por el imperialismo norteamericano.
El Máximo Líder nos enseñó que sí se podía derrotar, en 72 horas, la invasión
mercenaria de Playa Girón y proseguir, al mismo tiempo, la campaña para
erradicar el analfabetismo y, en un año más, proclamar el carácter socialista
de la Revolución, a 90 millas del imperio.
A mantener, con firmeza, los principios irrenunciables de nuestra
soberanía, sin temer al chantaje nuclear, de los Estados Unidos, en los días de
la Crisis de Octubre de 1962.
Derrotar a los racistas sudafricanos, salvando la integridad territorial
de Angola. Convertir a Cuba en una potencia médica, insertarnos en el comercio
internacional de fármacos, desarrollar el turismo, construir pedraplenes en el
mar para hacer de Cuba un archipiélago cada vez más atractivo, obteniendo, de
nuestras bellezas naturales, un ingreso creciente de divisas.
Resistir, sobrevivir y desarrollarnos, sin renunciar a los principios ni a las
conquistas del socialismo, siempre fue su lección, la capacidad de
sobreponernos a las más duras condiciones sin desfallecer la voluntad de
vencer.
Aparte de Fidel, nos alecciona el Si se puede dicho tantas veces por Raúl y, convertido por los cubanos, en una página de certeza de que aún en los más duros momentos pueden alcanzarse objetivos, a partir del uso de potencialidades internas.
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