Columnas

Tuesday, November 07, 2023

 

La excelencia en cada acción

Rodobaldo Martínez Pérez

rodobaldo@ahora.cip.cu

Para perfeccionar aún más el modelo social cubano necesitamos, imperiosamente, en   su total magnitud convertir a la excelencia como hábito en cada  labor que se realice.

No puede ser un esfuerzo ocasional, sino la decisión de cada persona, colectivo, profesional, directivo, en fin de todos desde la conciencia de cada uno, como insta Miguel Díaz-Canel,  presidente de Cuba: “no solo se trata de realizar una vez y hacerlo bien, sino que la calidad nunca debe separarse de la acción”.

Para convertirlo en una cultura debe cultivarse desde las primeras edades, tanto en las familias, escuelas como en los diferentes niveles de la sociedad, con sus políticas, objetivos, procesos, documentos y recursos desde la cientificidad que conduzcan a asegurar la excelencia, como un todo, permanentemente. Ya lo dijo Aristóteles, filósofo griego: "Somos lo que hacemos en el día a día. La excelencia no es un acto, sino un hábito". 

¿Qué es un hábito? cualquier conducta repetida regularmente. Entonces ese modo especial requiere estar en las rutinas cotidianas de cada quien, para consolidar la excelencia como un compromiso indeleble.

 Es lograr una mentalidad de mejora continua hacia la excelsitud en todos los niveles, para incentivar la aplicación de la ciencia, tecnología e innovación con el fin de buscar, constantemente, las principales formas de hacer y proceder.

Para ello, desde lo personal y colectivamente hay que instaurar esquemas, cada vez más altos, para el desarrollo en constante de la calidad,  como una aspiración que persigan y compartan todos.

Como define Martí: “Hacer es la mejor manera de decir… destruye los ídolos falsos, pero conserva en todo su fulgor a los dioses verdaderos”.

Es hacer de la calidad un hábito, que determine el comportamiento en todos los momentos,  determinante para alcanzar los mejores propósitos de la sociedad cubana.

Son propósitos favoritos por  el Che cuando explica: “la exigencia por la calidad refleja, en primer lugar, respeto por nosotros mismos, porque todos somos parte integrante del pueblo”.

Fidel es el máximo defensor de la calidad, en cada momento, como puede corroborarse en su concepto de Revolución.

Cada uno de los decisorios precisa comprenderlo y aplicarlo en sus métodos y estilos de trabajo, para que en las acciones que realicen se traduzcan en la cultura prevista, con los mejores saberes acumulados y los nuevos que aporten resolver problemas,  hacer posible el bienestar para el país próspero y sostenible que aspiramos, independiente, soberano y socialista, con todos y para el bien de todos.

Por eso el fin debe ser adquirir más conocimientos para un compromiso constante por los progresos continuos, desde decisiones precisas, labor en equipos, fomentar un ambiente para lograr que la excelencia se convierta en la norma, debe ser siempre la exigencia máxima porque es, sencillamente, la razón que debe animarnos, desde el proceso más simple hasta los de superiores complicaciones.

El Primer Secretario del Comité Central del Partido es un defensor a ultranza de la cultura del detalle, en todos los momentos y procesos de los cubanos(as), sustento determinante para hacer de la excelencia un hábito.

 

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