Columnas

Tuesday, February 07, 2023

  Amor  cuerdo no es amor

Hilda Pupo Salazar

hilda@ahora.cip.cu

Para Martí el amor  no podía ser cuerdo y lo califica como una rosa al revés, porque tiene las espinas dentro, pero solo por él se ve y afirma: es  como el árbol, ha de pasar de semilla a arbolillo, a flor y a fruto…

Revela: “Amor es que dos espíritus se conozcan, se acaricien, se confundan, se ayuden a levantarse de la tierra, se eleven de ella en un solo y único ser; nace en dos con el regocijo de mirarse; alienta con la necesidad de verse…  con la imposibilidad de desunirse. No es torrente; es arroyo; no es hoguera, es llama; no es ímpetu, es paz”.

En su preferencia por cultivar “una rosa blanca”, además, de hacerlo por  la amistad  es por el amor sincero, puro como una de sus máximas devociones y dice: “El patriotismo no es más que amor, la amistad no es más que amor y lo asemeja a la: delicadeza, pasión, entrega infinita, esperanza, merecimiento y, sobretodo, siempre respeto...”

La única fuerza y la única verdad que hay en esta vida es el amor, porque ello todo lo puede, la unión, la comprensión, la solidaridad humana, el emprender lo hermoso en consecución de los demás para ellos, para lograr cualquier objetivo que se pretenda obtener.

Sabiamente, como siempre, insinúa del peligro de amar a ciegas, del amor a primera vista, de entre momentos violentos, de tiempos tormentosos, fundado en el merecimiento…

Define: “Una mujer de alta severa e inteligencia justa debe distinguir entre el placer íntimo y vivo, que semeja el amor sin serlo, sentido al ver un hombre que es en apariencia digno de ser estimado, y ese otro amor definitivo y grandioso que, como es el apegamiento inefable de un espíritu a otro, no puede nacer, sino de la seguridad de que el espíritu al que el nuestro se une tiene derecho, por su fidelidad, por su hermosura, por su delicadeza, a esta consagración tierna y valerosa que ha de durar toda la vida”.

Advierte que hay  costumbre de confundir la simpatía amorosa con el cariño decisivo que lleva a un matrimonio que no se rompe, ni en las tierras que esto se puede, sino rompiendo el corazón de los amantes desunidos.

Para el Apóstol el amor debe estar alejado de prejuicios morales y económicos; advierte que en la pareja no debe haber superioridad del uno sobre el otro: hay que amar y sentirse amado. “Siendo tiernos, elaboramos la ternura que hemos de gozar nosotros. Y sin pan se vive, sin amor ¡NO!”.

Martí siempre se alimenta del amor que sabe desbordar en sus copiosos escritos, como canto a la vida desde su sólida sensibilidad, total pasión, perseverancia, entrega sin recelos a sus causas, convencido que: “A las estrellas no se sube por caminos llanos…”

Para los eternos defensores del amor, que sumamos muchos,  es una maravillosa sinfonía de acordes y colores, que cada día debemos luchar porque prevalezca, para lograr la paz y la pasión para embellecer más nuestra querida Cuba, así como en el resto de todo este convulso y peligroso planeta.

Nada embellece más que el amor en cada acción de la vida, para que el alma siempre esté de fiesta, atestada de alegría, porque: “La capacidad de amar, es la única que hace al hombre grande y feliz,”

 

 

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