Columnas

Thursday, May 19, 2022

  Espantar el imposible

Rodobaldo Martínez Pérez

rodobaldo@ahora.cip.cu

La resistencia creativa constituye la decisión de los cubanos para levantarse por sus capacidades, desde: la capacidad, inteligencia y solidaridad, “para saltar el bloqueo con nuestros talentos y compromisos”.

 Son conceptos retadores que el Presidente de Cuba, constantemente, en su labor pedagógica, evoca para incrementar la dignidad y sentido de firmeza, pero con, cada vez, más creatividad de nuestro pueblo, para reforzar, en la compleja actualidad, las convicciones que nos permiten enfrentar todos los envenenamientos del despiadado vecino.

Desde la propia base la innovación y la resistencia creativa deben ser  principales pilares de todas las acciones, según estos tiempos que corren: “intensos y complejos; desafiantes, les llamamos los revolucionarios”, como enfatiza Díaz-Canel.

En cada lugar, sin excepción, si queremos darle un mayor sentido de la unidad, entre las fuerzas revolucionarias, resulta indispensable el papel con los niños, adolescentes y jóvenes como continuadores del proceso histórico y, para ello, hay que propiciar los espacios para su participación y aporte a la construcción socialista, con la mayor conciencia revolucionaria, que tanto defiende Fidel Castro.

Para ello es crucial fomentar  directivos sensibles e inteligentes  capaces de identificarse, siempre, con los problemas de los demás, con reflexivos debates constructivos hacia lo interno de la sociedad y trabajar de conjunto con las instituciones para encontrar soluciones innovadoras a las complejas problemáticas actuales.

 La  burocracia  debe sentir, cada vez,  el  acorralamiento, para no generar más inútiles informes, controles ineficientes y reuniones que no se comen ni dan producción, que tanto disgusta, en pesadillas que deben terminar.

Cuba, con tanta  escasez de recursos y el más recrudecido bloqueo genocida en la historia de la humanidad, crea y aporta, con el talento interno y el compromiso con la Patria.

Su  Partido Comunista,  fuerza rectora de la sociedad,  genera, constantemente el debate hacia lo interno de la sociedad y trabajar, de conjunto con las instituciones, para encontrar soluciones creadoras a las problemáticas, siempre desde nuestras  raíces antiimperialistas y de profundo humanismo que distingue la ética de la Revolución Cubana.

Esas experiencias, motivaciones y el aliento al combate de cada día,  lo refuerza la nueva mirada al trabajo comunitario y social, con su mayor expresión en el barrio, donde late la esencia de la vida de la nación, con los mayores efectos del genocida y recrudecido bloqueo.

Es el escenario del mayor ejemplo de  resistir casa a casa y, sin alzar la voz, para mostrar problemáticas adormecidas,  hoy levantan banderas creativas para eliminarlas, desde los mejores conceptos del poder popular, defendido por Fidel y Raúl, en  el perfeccionamiento de la democracia cubana.

En todos los casos sobresale la importancia de la  calidad en lo que se haga, con la mejor sostenibilidad, desde la constante información pública, en debates populares para la toma de decisiones y saber que “conmigo contaron”, para avanzar y nunca estar en un retroceso.

  En estos trascendentales propósitos sobresale, para el este 2022,  otro reto: incorporar más subjetividad y más espiritualidad con la importancia emocional para los diferentes sucesos, desde la mayor participación voluntaria.

Resulta genial la idea de realizar análisis e investigaciones antropológicas de los barrios, para conocer cuáles son sus raíces, sus motivaciones, sus aspiraciones y saber enfocar el trabajo hacia las personas de la llamada tercera edad y de los jóvenes, dos generaciones deseosas de aportar y hacer.

Total respeto a los proyectos comunitarios y la insustituible experiencia de sus líderes, con un fértil camino recorrido en esos escenarios para la justicia social y la victoria final de la verdad revolucionaria.

Es desde el Socialismo en que el pueblo, con la popular  participación, le encuentra sentido a su vida, desde lo individual y familiar, en la construcción, cada vez más bella, del barrio de siempre.

Ese socialismo, siempre más humanista, destaca la importancia de la subjetividad social para estos tiempos  “desafiantes, les llamamos los revolucionarios, para espantar el imposible”, como sentencia Díaz-Canel.

 

 

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