Columnas

Thursday, November 25, 2021

 Momentos significativos con Fidel.Toda una enseñanza cada hora con el Comandante:

“Nosotros estamos seguros de que nuestra prensa y nuestro periodismo, al igual que la Revolución, tendrán en el futuro un gran porvenir, y que el trabajo de nuestra prensa revolucionaria será cada vez más importante, más decisivo, en la medida en que nuestro pueblo será —como decíamos— cada vez más exigente”.

Con ellos me siento en familia. ¡Cómo me habría gustado estudiar las técnicas de su oficio!”

“La verdad en nuestros tiempos navega por mares tempestuosos, donde los medios de divulgación masiva están en manos de los que amenazan la supervivencia humana con sus inmensos recursos económicos, tecnológicos y militares. ¡Ese es el desafío de los periodistas cubanos!”

Estimados lectores de Granma:

Como una deuda con los miembros de la Unión de Periodistas de Cuba y los de la Federación Latinoamericana de Periodistas, envío a Granma el discurso pronunciado en un plano familiar y casi confidencial en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, el día 12 de noviembre de 1999, algunas de cuyas partes más delicadas revisé cuidadosamente. Me responsabilizo con todo cuanto en él se expone.

He tenido el privilegio de participar, hace alrededor de siete meses, en un congreso de periodistas cubanos. Antes habíamos tenido un congreso de escritores y artistas de nuestro país, unas cuantas semanas antes puede decirse, y puedo asegurarles que en los largos años de Revolución no había tenido oportunidad de ver dos reuniones tan fecundas como esas, que llamamos congresos, y que tuvieron lugar en la primera mitad del año: a discutir, y a discutir de verdad problemas y temas de todo tipo.

Yo comprendo bien lo difícil que es ser periodista en un país socialista, digamos, en nuestro propio país, en que los medios, o los órganos de difusión no son propiedad privada de nadie, son propiedad, no voy a decir del Estado —sería imprecisa esa definición, el Estado es una institución cada vez más calumniada—; nosotros concebimos que la propiedad de estos medios es una propiedad del pueblo. Pudiera parecer una frase, una palabra, una consigna; quizás lo difícil sea usar de una manera eficiente y óptima esos medios, que son del pueblo y que tienen una asociación muy grande con eso que se llama Estado.

El gran sueño de la reacción a lo largo de este siglo, a lo largo del desarrollo del capitalismo, ha sido demostrar que el Estado no sirve absolutamente para nada, aunque ellos sí saben para qué sirve.

El Estado es ineficiente, el Estado es un desastre, de acuerdo con la filosofía de esos sectores reaccionarios; al Estado hay que desprestigiarlo, y yo incluso estaría de acuerdo, depende de cuál Estado.

El Estado, llamado a desempeñar un papel fundamental en una época de tránsito histórico, es una institución imprescindible, absolutamente imprescindible, y, en ese sentido, lo que nosotros quisiéramos hacer desaparecer son las ineficiencias del Estado que los revolucionarios no hemos sido capaces de construir mejor. El viejo Estado de los capitalistas, el de los explotadores, es el Estado que quisiéramos ver desaparecer de una vez y para siempre.

Compartir al lado de uno de los hombres más grandes del siglo XX es un privilegio para una persona, por eso,  compartir en más de 20 ocasiones con Fidel en mi vida de periodista es un mérito significativo, que lejos de sustraerme las dosis de sencillez, hoy acrecienta el significado de mi currículum vitae,  por las enseñanzas emanadas de esos encuentros.

La sola presencia de Fidel Castro Ruz, el líder de la Revolución Cubana,  distingue cualquier biografía y la mía no es la excepción. Comenzó el 27 de julio de 1977, cuando inauguró la Fábrica de Combinadas Cañeras,  tuve como misión cronicar el acontecimiento junto al colega Pedro Ortiz, quien redactaría la información principal,  y se extendió hasta el 26 de Julio del 2006, al visitar el grupo electrógeno mayor del país, ubicado  en Guirabito.

En aquella oportunidad primicial junto al Comandante en Jefe recuerdo cada una de sus palabras,  dedicadas en ese entonces al progreso de la industria cañera y sus proyectos en Holguín y  aprendí en la práctica un concepto teórico enseñado en la academia: El valor de la prominencia de la información depende mucho del talento de quien la protagoniza. El es, sin duda alguna, una personalidad  especial.

 Fidel da lecciones en cada diálogo, hay que interiorizar su pensamiento para tener todo un diseño de desarrollo territorial, lo mismo en la zafra, la cultura, educación, salud que en el turismo. Hiperquinético, audaz, inquisidor, ávido de conocimientos, antidogmático y con una increíble capacidad de previsión.  Fidel viaja al futuro, regresa y lo explica”, ha dicho el expresidente argelino Abdelaziz Bouteflika.

Entre esas jornadas compartidas estuvo el centenario de la Protesta de Baraguá, el XI Festival de la Juventud y los Estudiantes, el IV Congreso de la UJC, rendición de cuenta de nuestra provincia a la Asamblea Nacional del Poder Popular en 1986, reunión con secretarios del  Partido en Holguín, con centrales azucareros en sus zonas, visitas a “Urbano Noris”, “Rafael Freyre” y Banes,   actos nacionales por el 26 de Julio en la Plaza Mayor General  Calixto García y en Santiago de Cuba, aniversario 15 de la fábrica de Implementos Agrícolas, tribuna abierta del 2002, varios viajes a Birán y al Polo Turístico holguinero.

Engrosan esas oportunidades la VIII cumbre Iberoamericana, efectuada en Oporto  y los Congresos y Plenos de la UPEC desde 1999 hasta el 2003, en ellos me detengo, porque esos espacios de conversaciones entre periodistas con Fidel fueron verdaderas lecciones de sabiduría y práctica en el ejercicio profesional de la Pluma, para quien, siempre, se autotituló miembro activo de nuestras filas.  “Me gusta el oficio,  de verdad… Ténganme por uno de ustedes”.




Delegación holguinera invitada al 80 cumpleaños de Fidel




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