Columnas

Wednesday, October 13, 2021

Jamás esclavos

Rodobaldo Martínez Pérez

rodobaldo@ahora.cip.cu

Fidel, en su larga vida de combatiente y experto estadista,  habla, varias veces, de Numancia, en diferentes circunstancias y siempre asevera: “Confío en mi pueblo”.

 Enfatiza: ¡Y ojalá nuestros enemigos comprendan que un pueblo así no es fácil de agredir; que a un pueblo así no se le puede vencer!, porque nosotros hemos hecho nuestra, definitivamente, aquella consigna de quien fue la máxima expresión de la combatividad y del valor cubanos, Antonio Maceo: “¡Quien intente apoderarse de Cuba, recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, sino perece en la contienda!” 

Y en otros momentos en entrevistas y conversaciones  asegura: "Sí, nosotros preferimos Sagunto y Numancia a ser esclavos... no seriamos los primeros del mundo, ni sería la primera vez en la historia...”

A lo largo de nuestra historia, desde el indio Hatuey hay hechos de heroísmo con mucha luminiscencia, como la quema de Bayamo y Las Tunas, como lo hicieron en las ciudades españolas de Sagunto y Numancia.

 En el ajiaco por la nacionalidad cubana confluyen indios, negros Lucumi, Mandinga, Carabalí y Congo, caciques mayas, chinos de Cantón, catalanes, vascos y gallegos paradigmas de la legendaria obstinación  de no dejarse someter, como los habitantes de Sagunto y Numancia,

Esa decisión es desde el mismo 10 de octubre de 1868,  con la preferencia a la inmolación antes de someterse, de ahí la decisión de: “¡Patria o Muerte!” y la confianza siempre de que Venceremos, que nos acompaña  para hacer realidad la Revolución de los humildes que triunfa el primero de enero de 1959.

Desde siempre los Estados Unidos ambicionan a Cuba, la saborearon como una “fruta madura” y la agarraron ante la inminencia de la victoria mambisa sobre España en 1898 y establece la ocupación militar e impiden a los verdaderos héroes cubanos entrar a Santiago de Cuba. Desde entonces inicia una difícil y compleja relación de 123 años, como si fueran los amos.

La mal llamada República de Cuba la permiten 1902, con un absoluto nivel de injerencia, muy  ofensivo para el nacionalismo cubano, con una Constitución que, entre otras cosas, concedía el derecho de intervenir a sus antojos, con  el arrendamiento de territorios que, aún hoy, ocupan ilegalmente: la base naval de Guantánamo.

La prepotencia yanquis no perdona a la Cuba rebelde en sus mismas narices, dentro de su área natural de influencia la hierba “comunista,” sus rabietas crecieron al conocer como surgía la organización de un tipo de sociedad mucho más justa e igualitaria,   incluso, para muchos estudiosos y analistas, en primacía de una humillación al gran imperio, consideran a la  Revolución Cubana  superior a la de Vietnam  y ahora Afganistán, donde fueron a arreglarlo todo y miren como lo dejaron.

Antes del mismo primero de enero pierden ya el sueño, por los aires libertarios de la Cuba insurrecta.

  En  octubre de 1960,  con el pueblo de verde olivo, enseñan sus garras como respuesta a las expropiaciones de las compañías y demás propiedades y, desde entonces, hasta hoy no cejan en su atroz empeño descrito en el  memorando del subsecretario de Estado Léster Mallory, del 6 de abril de 1960: “Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica (…)  negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

El 3 de enero de 1961 Eisenhower rompe relaciones con Cuba. El 7 de febrero de 1962,
Kennedy, declara el bloqueo unilateral y firma la orden presidencial para implantar un bloqueo total, con el fin  de derrocar a la atrevida Revolución Cubana.

Desde entonces, sin importar demócratas o republicanos, sufren la misma pesadilla, por múltiples vías, intentan estrangular a Cuba, ahora con métodos más sofisticados al promueven  líderes artificiales, incitan al desorden y la inestabilidad, usan  las redes sociales, en un ambiente virtual para llevarlo al mundo real,  siempre con infames mentiras, terrorismo, chantajes, crueldad, sin importar el rechazo de la comunidad mundial.

La ironía es vergonzosa al jurar que sus criminales acciones son para “librar del sufrimiento al pueblo cubano”, ni en los peores momentos en el enfrentamiento a la pandemia muestran una lucecita en su pinochadas acciones.

Ante tanta obstinación y crueldad, los cubanos estamos firmes y victoriosos frente a los asesinos embates del peor de los cercos económicos, el más largo en la historia de la humanidad, que pretende asfixiar a toda una nación y, como afirmó el Che: “Nuestro sacrificio es consciente; cuota para pagar la libertad que construimos".

Cuanto debe molestarle escuchar al valiente y amigo presidente de Méjico,  López Obrador decir: “Esa isla debe ser considerada como la nueva Numancia por su ejemplo de resistencia… Cuba, como pocos países en el mundo,  defiende su dignidad de pueblo a vivir libre”.

 

 

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