Columnas

Thursday, September 09, 2021

 


A empujar la historia

Rodobaldo Martínez Pérez

rodobaldo@ahora.cip.cu

josé Martí, en el siglo XIX, ya lo descubre como “gigante de las
siete leguas… No se le oye venir, sino que viene con zarpas de terciopelo. Cuando la presa despierta, tiene el tigre encima...el tigre espera, detrás de cada árbol, acurrucado en cada esquina”.

 Esa perspicacia visionaria del Maestro ahora es más peligrosa, con los llamados golpes suaves y guerra de cuarta generación para  confundir,  acentuar el odio,  inconformidades, malestares, en un ambiente resbaladizo para las  conquistas emancipadoras de  Revolución Cubana.

Con el fascista Bloqueo y las tuercas tensadas, como nunca antes, por la administración  Yanquis anterior,  quieren aprovechar las desalmadas necesidades  que provocan y mezclarlas con la crueldad de la pandemia para tratar de destruir sutil, encubierta y abiertamente el orden político, social y económico de la Cuba indoblegable que, desde 1959, ondea libremente su bandera de la estrella solitaria en sus  “narices”.

Las advertencias del pensamiento martiano son, cada vez, más vigentes en las condiciones actuales,  cuando es inevitable intensificar, con la mayor intencionalidad, el trabajo político, para consolidar nuestra ideología desde la  continuidad de la Revolución, que requiere enamorar, a  su joven generación, a cada momento.

El gigante  mira  sobre la dimensión humana en su guerra no convencional, desde las redes digitales, con matrices de opinión bien estudiadas por el Pentágono y la CIA para deteriorar identidad, percepciones, valores, patriotismo, familias y hasta creencias.

 Debemos saber aprovechar nuestras fortalezas en los barrios, escuelas, centros laborales, organizaciones para vigorizar el patriotismo, concientizar sobre la obra social  y humana de la Revolución, además de demostrar que el bloqueo es absolutamente real, independientemente de trabas e incongruencias internas, por determinadas causas, que deben resolverse definitivamente.

 Hay que incrementar la creatividad revolucionaria, las soluciones populares a los problemas, en un constante diálogo constructivo, explicar hasta la saciedad las medidas y decisiones para su popular entendimiento, así como la confianza de saber que se participa en las tomas de decisiones, en los diferentes niveles,  desde la máxima martiana “con todos y para el bien de todos”.

Es crucial tener bien claro la conceptualizaciones de como preparamos a las nuevas generaciones para enfrentar y resolver los problemas de la sociedad, desde lo autóctono, con el orgullo patrio, absoluta cognición, sin mirar fronteras afuera, para que nada pueda desviarla de los propósitos  de dividirnos y fracturar la tranquilidad ciudadana.

No podemos alimentar acciones que promuevan  desorden, indisciplinas,  desacatos a las autoridades, desfalcos, robos, inconformidades a favor del desánimo que laceran el orgullo de mantener la soberanía nacional.

La Batalla de Ideas, a la cual nos convoca Fidel, hoy tiene más vigencia, con prioridad en el Concepto de Revolución, desde la inexpugnable trinchera de la verdad, al saber comprender, sin equívoco, el momento histórico para defender, a ultranza, la unidad nacional, desde lo novedoso que exige la juventud, sin permitir que el enemigo nos enrede con zarpas de terciopelo.

Es necesario recapitular, con serena inteligencia, en esta sentencia de Fidel, que le confiesa a su íntimo amigo Gabriel García Márquez: “Tiene la convicción de que el logro mayor del ser humano es la buena formación de su conciencia y que los estímulos morales, más que los materiales, son capaces de cambiar el mundo y empujar la historia”.

 

 

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