Columnas

Tuesday, January 19, 2021

#Cuba No deseable, pero necesario

Rodobaldo Martínez Pérez

rodobaldo@ahora.cip.cu

Algunos  opinan que ningún beneficio obtienen de las tiendas en moneda libremente convertible (MLC), porque, simplemente, no reciben dólares del  extranjero, otros están  molestos, es traumatizante, mientras hay opiniones de que esta medida es virar hacia atrás o afirman: Ningún país del mundo lo hace.

Claro, ningún otro país del mundo, tampoco, da a diario el pan para todos ni se preocupa, entre tantas cosas, por los huevos que se puede suministrar por persona, pero la medida, bien pensada, constituye  otras de las  maneras para captar las divisas frescas necesarias para las compras de insumos, mercancías o  productos de primera necesidad para todos los cubanos.

El momento, más que nunca,  es de unirnos y confiar en nuestro Gobierno, que jamás abandona a nadie.

Podemos recordar, en la década del 90, en el llamado Período Especial, la despenalización del dólar, cuando Fidel dijo: “esta medida no sería para todos favorables, por el acceso que iban a tener unos a la divisas más que a otros, pero que a la larga el beneficio sería para todos”,

El Presidente Díaz-Canel  expresa: “No podemos seguir haciendo lo mismo en el ámbito de la economía, porque de esa manera no se obtienen los resultados que necesitamos (…). El peor riesgo estaría en no cambiar, no transformar y perder la confianza y el apoyo popular.”

 Ahora con  la tarea del reordenamiento, en este 2021, anteriormente la   Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista, las Bases del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030, los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución para el período 2016-2021 y la Constitución de República, buscan, siempre, el bienestar de los cubanos.

Desde 1959 Fidel y el resto de nuestros dirigentes hablan diáfanamente al pueblo, sin ambages, con total claridad como en aquel histórico 8 de enero, en Columbia (hoy Ciudad Liber­tad)  ante el apoteósico recibimiento, en el polígono de la entonces primera fortaleza mi­litar de Cuba, el Comandante  dialoga con su pueblo: “Creo que este es un momento decisivo de nuestra historia. La tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y, sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañemos creyendo que en lo adelante todo será fácil. Quizás en lo adelante todo sea más difícil”.

Quien duda que desde entonces hasta hoy “en lo adelante todo sea más difícil”, cuando el imperio más poderoso de la tierra descarga, todo su poderío, para exterminar la Revolución Cubana y su ejemplo para el mundo.

 

Por eso para quienes opinan  de esa manera decimos que, realmente, no obtienen beneficios directamente,  pero si indirecta, porque  esa divisa no va a parar al bolsillo de directores de empresas, ni a cuentas particulares de banqueros, sino a la mesa del cubano,  porque así puede el Estado adquirir otros insumos que si emplean en la cotidianidad de hogares en el país.

Para garantizar el consumo de la sociedad, el Estado requiere importar grandes cantidades de alimentos en el mercado internacional.  Por ejemplo, para la canasta familiar normada y, un poco de consumo social, solo para el  arroz: debe adquirir 400 000 toneladas al año, con un desembolso de unos 212 millones de dólares.

 La leche en polvo son 47 000 toneladas para 12 meses, con un gasto de 159 millones de dólares. Pollo (que se consume también en hospitales y escuelas): necesita  106 000 toneladas, para una suma de 143 millones de dólares, en trigo unas 750 000 toneladas a un precio aproximado de 232 millones de dólares. Entre estos cuatro productos, Cuba invierte  746 millones de dólares.

Tener la divisa para poder comprar constituye la dura realidad de cada día para este bello Archipiélago. El viceprimer ministro, Alejandro Gil Fernández,  en la Mesa Redonda,  recuerda que desde el anuncio de esta medida, en octubre de 2019,  “explicamos que era necesaria, pero no deseable.”

La situación del desabastecimiento, en los mercados minoristas en el país, agudizada desde 2019, cuando el gobierno yanqui  recrudece, como nunca antes,  el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, que  busca dejar sin salidas económicas a nuestro país  e instaura una persecución, enfermiza, para impedir la entrada de combustible al país y tratar de hacerle más difícil la vida a los cubanos.                                                                   

En ese contexto  personas naturales buscan en el  extranjero diversos productos,  los comercializaban aquí y esa divisa quedaba en el exterior, por tanto, las ventas en MLC buscaba, en primer lugar, captar ese dinero que sale del país y lograr una oferta legal.

El objetivo no es dolarizar la economía, como vociferan nuestros enemigos, sino buscar más justicia social y  beneficiar a quienes no recibían dólares, porque para poderle garantizar al pueblo los productos hacía falta un dinero que no lo  logra fácilmente el Estado.

Ningún  plan de la economía, ni el  diseño para aplicar la tarea ordenamiento, conciben,  estar ahora vendiendo en MLC en tiendas cubanas. Es no deseable, pero imperioso hoy, sin  medidas neoliberales  propias del brutal  capitalismo.

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