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El país que yo quiero pasa por la eficacia de los servidores públicos |
Rodobaldo Martínez Perez
El país que yo quiero pasa por la eficacia de los servidores públicos, esos
cuya responsabilidad es la prestación correcta de un servicio al pueblo, con
total satisfacción.
Cuando brindamos un trabajo defectuoso, lo
conseguido es únicamente el disgusto de quienes lo reciben y la falta de ahorro
de los recursos puestos en nuestras manos, sencillamente, así la sociedad no es
la ansiada.
Díaz-Canel
lo caracterizó: “Pensar como país, pensar Cuba es que todos nos entreguemos en
cuerpo y alma al servicio de la nación, sacando el mayor provecho de la fuerza
más formidable y poderosa de la Revolución: la Unidad.”
Cada vez que ofertamos algo insuficiente estamos
dañando la obra grande conseguida el Primero de Enero. El maltrato y la ineptitud no pegan con el proyecto
revolucionario cubano.
Es un acto poco inteligente relacionar el futuro de
la Patria con los que hacen churros y provocan malestares en las masas, por esa
incapacidad en el actuar.
La idea no puede ser otra que contribuir todos a la
construcción del propósito mayor de erigir una nación diferente, siempre,
pensando en las mayorías y en la equidad social, desde la mayor sensibilidad de
cada servidor público, sin importar su nivel.
El esfuerzo
debe ser generalizado, porque eso de que unos cooperen y otros sueñen
despiertos con conceptos, hijos de la ignorancia y fabriquen pensamientos
idílicos o tontos, tiene bastante de ingratitud, porque se trata de darle la
espalda a una convocatoria general y no aportar cuando más nos necesitan.
Martí dijo: “Haga cada uno su parte y nada podrá vencernos”, es exactamente la
convocatoria para el quehacer de hoy y siempre.
Transformar los malestares en fuerza motora para la
acción vigorosa, es realmente, lo más necesitado para la Cuba actual, cuando
las complejidades son evidentes y, los requerimientos, pasan por los
comportamientos particulares, para traducirlos en desarrollo, con personas comprometidas con su país y dispuestas a
sacrificarse para el bien de los demás.
Los desafíos cotidianos son, cada vez, superiores,
muy difíciles, es entonces cuando la inteligencia y el valor, que tanto
defendió Fidel, no deben faltarnos para el triunfo. No podemos sumar trabajos
mal hechos a las ya dificultades existentes, sino a las insuficiencias añadimos
más carencias.
Si como dice la máxima dirección del país es una
convocatoria a las mayorías, con sólo uno que no cumpla con lo estipulado,
rompemos el plan para toda la nación, hoy con recursos muy limitados, gracias a
la política agresiva de Donaldn Trump
contra nosotros.
Muchas privaciones nos ensombrecen y repartir entre
todos lo poco que tenemos, como dicta la naturaleza social, hace más difícil la partición. Cuán fácil sería para
el Estado cubano actuar en forma de sálvense quien pueda, si tienes dinero,
compras, si no, arréglatelas, eso es asunto tuyo.
Lo de precios topados es pensando en lo más
humildes, los subsidios son para los que tienen menos, las ayudas gubernamentales
no se dan en otros sistemas y eso no debemos olvidarlo y criticar cualquier
acción mal hecha es una correcta respuesta ante cualquier situación nociva.
El Presidente cubano
subraya que “la vocación de servir no puede, ni tiene por qué confundirse
con servilismo” y los servidores
públicos son todos aquellos que desde un espacio laboral están en el deber de
prestar un servicio, cualquiera que sea.
Lo mismo que
en la producción, donde se depende de
las materias primas, equipos y fuerza productiva ocurre igual en múltiples
tareas y espacios de la vida cotidiana, en la cual se acumulan demasiados
pesares y dificultades por mal trabajo, ineficiencias, insensibilidad,
indisciplinas y burocracia.
Por ejemplo, si una persona necesita una certificación, no se le entrega en el tiempo establecido, la cadena de inseguridad y malestar continúa. De ahí la importancia de que cada quien cumpla con su responsabilidad en su pedacito.
Un país necesita de los incrementos productivos, de las exportaciones e importaciones, de las inversiones, pero también de que en todos los ámbitos la gente sienta que sus problemas son atendidos, tenidos en cuenta y, al menos escuchados, cuando no tienen solución inmediata. Servidores públicos somos todos, aboguemos por hacer bien.
Por ejemplo, si una persona necesita una certificación, no se le entrega en el tiempo establecido, la cadena de inseguridad y malestar continúa. De ahí la importancia de que cada quien cumpla con su responsabilidad en su pedacito.
Un país necesita de los incrementos productivos, de las exportaciones e importaciones, de las inversiones, pero también de que en todos los ámbitos la gente sienta que sus problemas son atendidos, tenidos en cuenta y, al menos escuchados, cuando no tienen solución inmediata. Servidores públicos somos todos, aboguemos por hacer bien.
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