Columnas

Tuesday, August 13, 2019

Triunfar siempre


#Holguín 26  de julio del  2006 la última vez que lo vi físicamente

Rodobaldo Martínez Pérez
rodo@enet.cu
Fue el 26  de julio del  2006 la última vez que lo vi físicamente, entre aquellas 20 veces que había compartido con el Comandante en mi vida  periodística. Fidel, para sorpresa de todos, decide participar en la inauguración del Grupo Electrógeno más grande del país, ubicado en Guirabito, cerca de la ciudad de Los Parques.
Regresaba desde Bayamo, donde resumió la celebración por el  aniversario 53 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes y, con su total gentileza, decide hablar dos veces en la histórica fecha.

Llegó sonriendo y su siempre interacción con el pueblo no la dejó ni en aquella memorable ocasión, en la cual se le vio dirigirse a las masas, en un acto tan trascendental, con su firmeza habitual y, sin un atisbo, de lo que pasaría luego con su salud.

A la convicción de amor del público presente, cuando dijeron en una frase todo su sentir: “Te queremos Fidel, te queremos”  y respondió con mucho cariño y un sentimiento recíproco: “Yo también los quiero a ustedes”.

Fidel estaba convencido del gran poderío de esas multitudes y el protagonismo             con  esa unión. En los 47 años de Triunfo del 59 esa fue su mayor fortaleza.

Siempre gobernó preocupado por los más humildes, junto a su pueblo,  bebió de sus experiencias  y, cada determinación, nació de sus constantes  diálogos  con las masas.  Supo que fortalecer a la Revolución dependía de esa inquebrantable fusión.

Para que  la obra de Enero fuera invencible debiera nutrirse  de la sabia de la población, la unidad fue el escudo y la inteligencia su mejor arma para enseñarnos siempre a triunfar, sin importar el escenario.

La capacidad de defenderse de sus feroces enemigos es la garantía de supervivencia y el patriotismo y la conciencia atributos irrenunciables. Ya Fidel fue al futuro y nos diseñó el presente y así marchamos por su promisoria manera de ser.

De Martí aprendimos a unirnos y  de Fidel el saber siempre triunfar. Ser como el Comandante nunca podemos convertirlo en consigna, porque lo despojamos de contenido, lo hacemos estéril y lo divorciamos de la acción necesitada en esta Cuba de hoy, que conmemora, con renovados compromisos sus 93 cumpleaños. 

Nadie pudo imaginar que en pocas horas enfermaría, con mucha energía y amor saludó a los ocupantes de la primera línea.






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