Columnas

Friday, April 12, 2019

#Cuba Posibilidad de hacer pensar


Rodobaldo Martínez Pérez
rodo@enet.cu
Si hay un reto importante, para los medios tradicionales masivos de comunicación en  Cuba, por su determinación en cuanto a credibilidad, es acercar su agenda pública al contexto nacional, con el  reflejo más exacto de la cotidianidad, en cualquiera de sus expresiones.
Y si hay distancia entre la realidad mediática y el día a día en el Archipiélago llega la falta de confianza en el periodismo actual y, eso, es muy dañino en términos de certeza, porque debemos estar, meridianamente claros, sobre las competencias y roles actuales cuando las publicaciones no pueden ir por un lado y lo acontecido por otro  cualquier disonancia conduce a errores para el importante ámbito de la credibilidad.
A todo esto acoplamos las tecnologías de avanzada, con sus características lógicas sociales: la telefonía móvil, páginas personales, la plataforma 3G  que, casi todo, queda registrado en las redes, en fotos, videos, textos o mensajes en el ciberespacio, para un empoderamiento ciudadano, en función del sentir participativo.
Solo pueden conquistarse las audiencias con el reflejo de la total objetividad  en los sucesos y eso requiere tanto de la preparación de  directivos de los  medios, como el resto del colectivos, muy lejos de cualquier vestigio de cesura o la peligrosa autocensura además del trascendental interés público de las fuentes,  

 Es  vital gestionar contenidos interesantes para las audiencias,  como garantía de despertar: interés, conocimientos, actualidad noticiosa e  incrementar la información desde lo más original y atractivo, acorde con el avance de la sociedad de la información, en este mundo cada vez más globalizado, para bien o para mal.
No puede hablarse de manejo de los periodistas por las fuentes, si estos están pertrechados de conocimientos, valentía, reflexionan sobre lo comunicado y sacan sus propias conclusiones, desde la más absoluta investigación.
Algo distinto no ocurre en las redes sociales, solo que la guerra ideológica allí librada confronta la verdad contra la mentira y, quienes la realizan pueden ser profesionales de la prensa o no, por tanto, la falta de capacitación, de esos quienes participan, influye en la interpretación del acaecimiento, pueden convertir algo serio en un chancleteo.
Ya no somos los dueños exclusivos de la noticia, pero si podemos lograr contenidos diferentes, convincentes, contar las historias de vida y hacer nuestro lenguaje más seductor en esa Cuba no perfecta de hoy.
Un ejemplo evidente de esa confrontación entre la falacia y lo verídico ocurre en Venezuela, donde, con mucha intención,  utilizan los Medios como armas de ataque a las fuerzas chavistas.
Se trata de jugar con los sentimientos, para lograr que la gente asimile esa mentira como verdad, arme su propio criterio  y sobre esa base lo difunda. No es, precisamente, la ética ni el decoro, las virtudes acompañantes de tales “periodistas”.
Asistimos a un escenario complejo, en el cual reina la corrupción de algunos Medios, destacados en difundir falsedades sin ningún recato, por tanto, la prensa cubana debe sobresalir por lo veraz y consolidar la confiabilidad.
En ese sentido, Díaz-Canel,   expresó que al hablarse de contenido es necesario reconocer la existencia de un escenario mundial que constantemente está tratando de imponer la seudocultura y su estandarización.
Dijo: “Si nosotros mismos empezamos a ver como obsoleto lo nuestro, empezamos a renegar de nuestra identidad,  daremos paso a toda esa colonización.”.
Al respecto  aseguró: “Tenemos que seguir perfeccionando el trabajo que nos permita desarrollar un sistema comunicacional con integralidad… que no debe existir un enfrentamiento entre lo multimedial y los medios tradicionales. Lo primordial es hacer las cosas bien.”
 Hablamos de la calidad en esta labor. No se justifican esos trabajos periodísticos que llenan sitios y no aportan nada. Es desperdiciar la oportunidad de decir algo importante, poner a reflexionar a las personas y defender un criterio desde las actuales políticas para consolidar nuestra ideológica.
 La prensa que Cuba necesita no es aquella, para completar líneas, es el uso efectivo de lo expresado y la posibilidad de hacer pensar, de crear matrices de opinión mediante las investigaciones y ayudar a la comprensión de una idea, para entender mejor como necesitamos responder a los tiempos actuales desde nuestra identidad nacional.


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