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#Cuba la importancia de saber tomar decisiones |
Rodobaldo Martínez Pérez
rodo@enet.cu
Las soluciones a muchas de las actuales dificultades
hoy en Cuba, pasan por las características de los directivos decisorios en cada
lugar. Los llamados cuadrados e insensibles son grandes escollos a la hora de
buscar soluciones inteligentes a problemas cotidianos.
Díaz-Canel defiende la sensibilidad de los cuadros,
como requisito fundamental en su accionar y sentencia: “tenemos que ponernos en el lugar
de los pobladores, para poder enfrentar los problemas con acierto, hacerlo con buen gusto e
involucrar a la gente, para mejorar el ambiente en que viven con sus propiosesfuerzos”.
Entre los pilares para el mejor ejercicio del gobierno, en cualquier instancia
sobresalen: Estar en actitud
para rendir cuentas, el constante debate y el diálogo permanente con la
población, en los lugares más complejos y sobre cualquier tema.
Hay que ser
capaces de usar, como instrumento, la comunicación social, lo que beneficiará
la interactividad entre el gobierno y su pueblo, tanto por los medios de comunicación tradicionales,
redes sociales o cualquier otra vía.
En la actualidad los dirigentes deben saber
que los problemas enfrentados tienen soluciones muy complejas y, por tanto, hay
que asumirlas con varias alternativas desde la cientificidad y la innovación.
Los métodos y
estilos de trabajo deben distinguir la complicada responsabilidad de quienes dirigen.
Importante es tomar decisiones correctas, lograr que puedan interpretarlas,
tantos los implicados como quienes participan en la materialización.
De ahí que una cualidad tipificadora, de nuestros
dirigentes, debe ser la capacidad de
pensar como los necesitados y meditar sobre las dificultades del país, con pensamiento flexible, más acorde a la ubicación geográfica, porque no es lo
mismo una solución en Ciudad de la
Habana o en Moa.
Motivo de insatisfacción popular son esas respuestas
dilatadas, por demoras no entendidas. Asunto sin atender son deficiencias
acumuladas y personas con disgustos, por el mal tratamiento a sus quejas.
La dirección colectiva permite la participación conjunta
en la búsqueda de las soluciones más adecuadas, con una significativa vinculación con la base
y el chequeo sistemático de lo hecho.
Explicar con
claridad y transparencia cuanto realizan, no solo pone al tanto de los
emprendimientos, sino facilita la participación colectiva para hallar los mejores caminos en esos objetivos, porque en
la medida que conozcan, a fondo, las tareas acometidas, pueden opinar, sugerir
o analizar las acciones con mejores conocimientos.
Fundamental
son las rendiciones de cuenta de los organismos sin autocomplacencia,
porque la realidad añade convencimiento a quienes evalúan los empeños y, muy
importante, es la calidad de lo que se hace, sello identificativo de la
utilidad de cada acción.
La premisa de que cuanto hagamos debe ser mejor es una forma de hablar de ahorro de
recursos y complacencia de los beneficiados.
Debemos acostumbrarnos a buscarle alternativas a cada insuficiencia,
porque para ellas no hay una sola variante y nadie tiene verdades absolutas en
sus manos.
A la disciplina y el orden nunca debemos renunciar,
como requisitos de esa necesaria eficiencia.
En cada pedacito del país la prosperidad y tranquilidad ciudadana
pasan por las cosas bien hechas y el
descontrol es un pésimo escenario, para conseguirlo.
Hay que ir a
la esencia de los inconvenientes, defender el rigor, orden y conducta propios
de la sociedad que queremos. Entre las batallas fundamentales, la económica requiere
devolverle al salario su lugar priorizado,
con el objetivo supremo de resolver los problemas financieros de las
familias, como fundamental obligación dentro de los cambios.
Solo de su pueblo depende la Cuba ansiada, con el
trabajo en el escalón fundamental.
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