Columnas

Friday, May 17, 2019

La #Cuba ansiada

#Cuba la importancia de saber tomar decisiones

Rodobaldo Martínez Pérez
rodo@enet.cu
Las soluciones a muchas de las actuales dificultades hoy en Cuba, pasan por las características de los directivos decisorios en cada lugar. Los llamados cuadrados e insensibles son grandes escollos a la hora de buscar soluciones inteligentes a problemas cotidianos.
Díaz-Canel defiende la sensibilidad de los cuadros, como requisito fundamental en su accionar  y sentencia: “tenemos que ponernos en el lugar de los pobladores, para poder enfrentar los problemas  con acierto, hacerlo con buen gusto e involucrar a la gente, para mejorar el ambiente en que viven con sus propiosesfuerzos”. 
Entre los pilares  para el mejor  ejercicio del gobierno, en cualquier instancia sobresalen: Estar en actitud para rendir cuentas, el constante debate y el diálogo permanente con la población, en los lugares más complejos y sobre cualquier tema.

Hay que ser capaces de usar, como instrumento, la comunicación social, lo que beneficiará la interactividad entre el gobierno y su pueblo,  tanto por  los medios de comunicación tradicionales, redes sociales o cualquier otra vía.
 En la actualidad los dirigentes deben saber que los problemas enfrentados tienen soluciones muy complejas y, por tanto, hay que asumirlas con varias alternativas desde  la cientificidad y la innovación.
 Los métodos y estilos de trabajo deben distinguir la complicada  responsabilidad de quienes dirigen. Importante es tomar decisiones correctas, lograr que puedan interpretarlas, tantos los implicados como quienes participan en la materialización.
De ahí que una cualidad tipificadora, de nuestros dirigentes,  debe ser la capacidad de pensar como los necesitados y meditar sobre las dificultades del país,  con pensamiento flexible, más acorde  a la ubicación geográfica, porque no es lo mismo una solución  en Ciudad de la Habana o en Moa.
Motivo de insatisfacción popular son esas respuestas dilatadas, por demoras no entendidas. Asunto sin atender son deficiencias acumuladas y personas con disgustos, por el mal tratamiento a sus quejas.
La dirección colectiva permite la participación conjunta en la búsqueda de las soluciones más adecuadas,  con una significativa vinculación con la base y el chequeo sistemático de lo hecho.
Explicar  con claridad  y transparencia cuanto  realizan, no solo pone al tanto de los emprendimientos, sino facilita la participación colectiva para hallar los  mejores caminos en esos objetivos, porque en la medida que conozcan, a fondo, las tareas acometidas, pueden opinar, sugerir o analizar las acciones con mejores conocimientos.
 Fundamental son  las rendiciones  de cuenta de los organismos sin autocomplacencia, porque la realidad añade convencimiento a quienes evalúan los empeños y, muy importante, es la calidad de lo que se hace, sello identificativo de la utilidad de cada acción.
La premisa de que cuanto hagamos debe ser  mejor es una forma de hablar de ahorro de recursos y complacencia de los beneficiados.  Debemos acostumbrarnos a buscarle alternativas a cada insuficiencia, porque para ellas no hay una sola variante y nadie tiene verdades absolutas en sus manos.
A la disciplina y el orden nunca debemos renunciar, como requisitos de esa necesaria eficiencia.  En cada pedacito del país la prosperidad y tranquilidad ciudadana pasan  por las cosas bien hechas y el descontrol es un pésimo escenario, para conseguirlo.
 Hay que ir a la esencia de los inconvenientes, defender el rigor, orden y conducta propios de la sociedad que queremos. Entre las batallas fundamentales, la económica requiere devolverle al salario su lugar priorizado,  con el objetivo supremo de resolver los problemas financieros de las familias, como fundamental obligación dentro de los cambios.
Solo de su pueblo depende la Cuba ansiada, con el trabajo en el escalón fundamental.

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