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#CubaEsNuestra. Foto: Roberto Garaycoa Martínez/ Cubadebate |
Rodobaldo
Martínez Pérez
rodo@enet.cu
Casi de estreno, aún envuelto en celofán, inicia el
2017, otro nuevo año más, de la segunda década del Siglo XXI, ante nosotros,
cuyo mayor reto es convertirlo en una etapa fructífera, de desarrollo,
satisfacciones, unidad, mucho amor, armonía, paz, abrazo familiar, rescate de
valores, felicidad, salud, cumplimiento de planes y activismo ideológico, porque #CubaEsNuestra.
Otros 365 días signados por la convicción de que la
prosperidad de Cuba depende del esfuerzo de cada uno y la emancipación del país
debe ser fruto de nosotros mismos.
Atrás dejamos un período con reveces, alegrías y
tristezas. El infortunio más relevante: la pérdida física del Comandante en
Jefe, a escasas jornadas del arribo del aniversario 58 del triunfo de la Revolución.
Por esa triste realidad, a los 59 años del
histórico Primero de Enero llegamos, inéditamente, sin su presencia. Un
grito realista, provocado por esa circunstancia adversa, estremeció a la Patria: “Yo soy Fidel”, que
significa continuidad, la certeza de defender sus ideas, seguir su obra, la
enorme responsabilidad de encarnar a una figura excelsa de méritos
extraordinarios y ejemplos probados.
Aprender a andar sin él es un desafío para la Cuba
de hoy y mañana, cuando ya se anunciaron tres premisas necesarias en aras del
avance económico del territorio nacional: garantía y cobro oportuno de las
exportaciones; incremento de la producción, para sustituir importaciones,
ahorro y utilización eficaz de los recursos.
Gran importancia para la inversión extranjera, la
cual exige despojarse de mentalidades obsoletas llenas de perjuicios, eso
permitirá atenuar falsos temores como
verlo asociado a un retorno al capitalismo. Tal idea está descartada y así lo
recoge la Constitución.
Por lo difícil del combustible aquí, una de las
esferas prioritarias para la inversión es la de fuentes renovables de energía, que por ser
estratégica se necesita potenciar.
A grandes rasgos ahí se deben concentrar los empeños
en este nuevo año, junto al crecimiento alimentario e industrial, el fomento de
conductas favorables al avance y la exigencia de hacer con calidad.
Ante nosotros una etapa cargada de no pocos
escollos, por la situación internacional compleja, lo cual se convierte en
fuerte motivo para luchar con bríos en la defensa de lo que creemos, con tantos
beneficios para todos, en especial para los más humildes.
El 2017, para Cuba, es un nuevo año de salvaguarda
de las conquistas logradas, de proteger la soberanía de la Patria, de obrar lo
necesario, para poder cumplir las metas; elogiar un presupuesto dedicado,
mayoritariamente, a la población, fomentar valores característicos de la
sociedad y un espacio requerido de acierto, con la mayor participación popular
en las tomas de decisiones.
Vivimos en una humanidad descarnadas, cargada de
violencia e irrespeto. En medio de eso, la Revolución Cubana es una hermosa
fuerza antagónica a tales desvaríos, una poderosa carga de justicia social y la
certeza de tener al ser huaman como el centro de todo el quehacer.
Luchemos, entonces, por preservar la humanitaria
obra dejada por Fidel y hagámoslo en nombre de quienes les hace falta un referente,
para alcanzar un mundo mejor en sus vidas.
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