“Si los jóvenes fallan, todo fallará. Es mi más profunda
convicción que la juventud cubana luchará por impedirlo. Creo en ustedes” así
dijo Fidel Castro hace siete años, recuerda la colega y estudiosa martiana,HildaPupo Salazar.hildaps@enet.cu
La creencia en el sector juvenil está basada en la confianza
de su capacidad para conducir el destino político del país con acierto y atemperado
a las circunstancias, porque habrá suficiente inteligencia para saber lo que
nos conviene Así piensa la dirección
actual en Cuba.
“El deber de todo
revolucionario es hacer la revolución” se dijo en 1962 y aunque han cambiado
los tiempos y puede que los nuevos actores hagan una Revolución mucho más
congruente a la actualidad, mientras esa premisa presida la voluntad de seguir adelante con los hechos
de Enero de 1959 queda poco espacio para el retroceso.
A la
hora de la búsqueda de argumentos para justificar la defensa, no puede obviarse
que salvaguardamos uno de los proyectos más humanitarios existentes, gracias al
cual se aplica la ayuda a los más necesitados
y el pueblo está en la cima de los
intereses, algo significativo en un mundo donde el hombre de está comiendo al
hombre. La
Revolución Cubana es hoy la certeza de poder alcanzar nobles
propósitos para el
bien de mayorías.
Por
eso, las diferencias entre el capitalismo y el socialismo esencialmente es una: en el primero la
ganancia gana, en el segundo se piensa en los seres humanos.
La idea de la prolongación del Sistema no
puede verse ajena al discurso del Máximo Líder el 17 de noviembre en la Universidad de la Habana dos años antes, cuando
manifestó la reversibilidad del socialismo en Cuba y la posibilidad de la derrota de la Revolución por errores propios de
la construcción revolucionaria, sencillamente, porque no puede hablarse de
continuidad de la Obra
si omitimos la responsabilidad de las nuevas generaciones en ello.
En ese discurso Fidel llamó la atención a los jóvenes cubanos sobre su alta misión
histórica en la protección y salvaguarda
de la Revolución.
El asunto se vuelve complejo, por
la cantidad de factores externos e internos que influyen y la posibilidad de
equivocar pensamientos.
No sería bueno que las nuevas
generaciones cometan el error de
atribuir las dificultades y carencias actuales al socialismo, ya que ello puede
significar su consideración de que el capitalismo es el mejor invento,
entonces, lo idealizamos y lo ponemos como sinónimo de prosperidad. ¿Si,
prosperidad a costa de qué y de quien?
Craso error ensalzar ese Sistema y tratar de encontrar soluciones a los complejos problemas actuales
sobre la base de él.
Las respuestas en esas sociedades son
radicales y alejadas de cualquier sentimiento humanitario: la búsqueda de
rentabilidad de una empresa equivale a dejar
sin empleo a miles de trabajadores; si no hay dinero para pagar la mensualidad de la vivienda, viene
el desalojo...
Allí las palabras sensibilidad,
respeto, solidaridad y apoyo no existen, porque esa desaforada carrera de
engrosar los caudales alimenta el individualismo y la idea de llenarnos los
bolsillos, aunque para ello pisoteemos a los demás.
Vivimos una época marcada por el cambio
generacional. Si la posición de la juventud es fundamental y no solo para Cuba
es porque quienes apuestan por destruir el proceso, también, la tienen en su
blanco en el intento de mediante ella socavar nuestra fortaleza.
Los jóvenes deben saber diferenciar la naturaleza
salvaje del capitalismo de las vitrinas exhibidas. “Todo lo que brilla no es oro”.Crisol de la Nacionalidad Cubana |
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