El bien, la libertad, el
deber y la justicia dirigieron toda la acción de José Martì hacia lo ético, afiema la colega e investigadora de la obra del Ápostol cubana Hilda Pupo Salazar
No podemos encontrar de forma organizada y sistemática
una obra teórica con sus ideas filosóficas, un sistema filosófico, porque el
propio papel de ideólogo creador le negó el tiempo para el desarrollo de una teoría como tal,
sin embargo su dedicación a la tarea concreta de libertar a Cuba siempre llevó implícito
la ponderación de los mejores valores del hombre.
Martì nos enseñó la utilidad
de la virtud, la limpieza en el actuar y el inmenso poder que da a un proyecto
estar sustentado en la moral. Gran parte de su la obra la dedicó a la educación
de los niños y jóvenes, a la formación de los protagonistas del Continente,
conscientes de que cree hombres quien quiera pueblos.
Puede encontrarse a través de
su copiosa existencia un modelo de conducta a seguir, porque en él no están divorciados pensamiento
y acción, sustentados en la inviolable premisa del mejoramiento humano.
El historiador cubano Pablo
Guadarrama, sintetizó el objetivo martiano: “A Martì no se le juzgará nunca por
la mayor o menor carga de filosofía que está contenida en su obra, sino por el
efecto pràxico- espiritual que desempeñó en su tiempo y ha seguido teniendo en
las nuevas generaciones”.
Consideró que su proyecto práctico
se basaba en modelar la masa humana de los pueblos de Nuestra América y en
especial el cubano, y por tal motivo se
dio a la tarea de profundizar su concepción del hombre para acercarlo lo más
posible a su ideal emancipatorio del ser humano.
En varias ocasiones refirió
ese anhelo de formación de los hombres, pero es la carta dirigida a su amigo
Manuel Mercado, en víspera de la publicación de la revista infantil La Edad de Oro, cuando ilustra con
meridiana claridad ese sueño emancipador de querer “llenar nuestras tierras de
hombres originales, criados para ser felices en la tierra en que viven, y vivir
conforme a ella”. Es su idea de criar a
nuestros niños para hombres de su tiempo y de América.
En una contemporaneidad donde
cada vez más tratan de prevalecer los peores rasgos del ser humano: el egoísmo,
la mentira, la ambición, el irrespeto, las ideas de Martì merecen estudiarse, porque ellas son un arma de
defensa para la conservación de lo mejor del ser humano y la dignidad de la
tierra.
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