Rodobaldo Martínez Pérez
rodo@enet.cu
Hay una anécdota propicia para ilustrar el fanatismo enfermizo con que
Estados Unidos ha actuado, para condenar a Cuba en materia de Derechos Humanos.
La
serpiente y la luciérnaga son las protagonistas. Narra que la primera persiguió
a la segunda para comérsela, un día, dos
y nada. La luciérnaga paró y le dijo:
¿puedo hacerte tres preguntas?, la
devoradora accedió. -¿Pertenezco a tu
cadena alimenticia? - No,
¿Te hice algún mal? – No.
¿Entonces, por qué quieres matarme?
– Porque no soporto verte brillar.
Y, precisamente, ha sido la innegable posición descollante
de la Isla en el mundo, en materia de
justicia social, de ejemplo de sociedad equitativa y humana, atención priorizada a la dignidad plena del hombre, como ley primera de su Constitución, la que
alimenta hasta el paroxismo la postura desequilibrada del Norte para desaparecernos de la faz de la tierra, por la
sencilla razón que la luz de Cuba niega por sí sola su carcomido modelo de sociedad.
Por estos días, se ha hablado mucho de derechos. Las imágenes de las
televisoras y los periódicos son elocuentes
testimonios, que en un mundo plagado de violaciones mantener la
condena al país que más ha hecho por el bienestar de su
pueblo, es una aberrante actitud de
fuerza imperial, cuyo único fin es justificar
un objetivo político.
Estados Unidos está consciente que debe mantener esa política hostil
hacia Cuba, sino se le acaban los argumentos para mantener el bloqueo.
Y no solo derechos humanos, se nos acusa de
falta de libertades, de antidemocracia, de torturar a quienes piensan diferentes,
de traer miserias al pueblo, de hambre, prostitución y todos los males
existentes.
Una de sus últimas tácticas es crearnos una
oposición interna, con el pago de mercenarios. Millones de dólares gastan anualmente en esos propósitos.
Vergüenza debía darle por la farsa. Cuba continúa su lucha por la verdad y por
los derechos humanos para todos.
Terrorismo y subversión son los métodos de
Estados Unidos contra Cuba para la destrucción del orden constitucional
refrendado por el pueblo cubano, el
único dueño de su destino.
Cuba desde el primero de enero decidió ser
libre y en pago por la osadía ha tenido que estar durante estos 55 años en
total estado de alerta con una invasión mercenaria por Bahía de Cochino, en
1961, casi 700 acciones terroristas, con
la pérdida irremediable de tres mil 478
mujeres, hombres y niños, mientras que otros dos mil 99 quedaron físicamente incapacitados.
Los cubanos
hemos lidiado contra agresiones biológicas, radiales, televisivas, sabotajes planes de asesinato a
Fidel y otros principales dirigentes.
Muchas familias cubanas llevan ese gran dolor por acciones asesinas promovidas
por los Estados Unidos, con un pasión enfermiza desde que triunfó la Revolución
en 1959.
La CIA, desde 1960, fundó un enorme
“estación” en Miami, con un gasto millonario de dólares para atizar el terrorismo contra la Isla de
la libertad, que según trascurrían los años le introducían nuevos métodos y
formas.
Ahí
está la historia pública de René González, Antonio Guerrero, Gerardo Hernández,
Ramón Labañino y Fernando González, quienes recibieron todo el odio visceral
contra la Revolución cubana, solo por ser verdaderos antiterroristas. Mientras
Luis Posada Carriles jamás ha sido juzgado como terrorista confeso.
Entre 1997 y 2012 Estados Unidos destinó más de 200 millones de dólares para
programas subversivos contra Cuba.¿Quiénes son esos grupúsculos que se benefician con ese dinero? Son personas violentas en busca de determinada prebendas, con intenciones de no trabajar o de emigrar, ningunos son “luchadores por los derechos humanos en Cuba”, sino vividores de esa política enfermiza de los Estados Unidos.
Cuba inició su tradición de lucha desde 1878, contra el colonialismo español, y tiene razones suficientes para defenderse de las hostilidades de estos grupos, porque en nuestra idiosincrasia no existe quedarnos de brazos cruzados y desde el Primero de enero sabemos defender esta Revolución, ante las permanentes agresiones contra su pueblo.
Washington parece destinado a una brutal agresividad contra Cuba con un caduco bloqueo, que arrecia en cada oportunidad, al acusarnos de país violador de los derechos humanos, de patrocinador del terrorismo, para tratar de engañar su opinión pública y la internacional, con el fin de justificar poder disponer de tanto dinero para querer ahogar a este heroico pueblo, de más de 11 millones, de ellos 75 por ciento ha vivido con el bloqueo.
Simplemente no soporta ver verdaderos humanos derechos a 90 millas.
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