Columnas

Saturday, July 13, 2013

Para mi amigo y hermano Moltó: Un abrazo



 Rodobaldo Martínez Pérez

Para quienes lo conocemos  de cerca, la noticia  de que el periodista Antonio Moltó Martorell es el nuevo presidente de la UPEC se  sumó a las expectativas de cambios en la prensa cubana,  abrazados por los profesionales del Sector.
Y es porqué ubicarlo  al frente de los periodistas de este país le impregnará las positividades de una existencia dedicada por entero al oficio de escribir, con la necesaria singularidad de ir a las causas para comprender los fenómenos.
Ese es Moltó, el hombre  de verbo ardiente,  de un entusiasmo sin límites por esta profesión, soñador con los pies en la tierra,  inconforme con lo mal hecho y decidido a darlo todo porque triunfe la buena hechura del periodismo cubano, que con tanta maestría se tejió en aquel histórico último Congreso del Siglo pasado baja la guía insustituible de Fidel.
Lo vi defender hasta la saciedad la realización de los festivales de la prensa. Los organizó todos, hasta que desaparecieron por esos problemas que muchos no entendemos, incluso llegó  hacer uno hasta virtual. Era su tenacidad para no dejar morir tan útil práctica profesional.
Ninguno de los festivales de la prensa provincial y nacional se parecía al anterior,  porque así es Moltó, no repite lo mismo ni de un día para otro, es un torrente de ideas novedosas, retadoras,  temerarias para los pasivos,  timoratos y burocratas.
 Participó en casi todos los festivales de ¡ahora! y en los cumpleaños del periódico cada 19 de noviembre.  Con gusto almorzaba en el comedor de los trabajadores del Semanario y se sentía tan feliz que cancelaba otros compromisos para irse conmigo al cierre,  luego a la tirada de 60 mil ejemplares en el Poligráfico José Miró Argenter.
 Con sus ocurrencias congénitas  y alegría desbordada cubría de tintas sus manos con los primeros ejemplares, recordaba sus anteriores andanzas por este mundo de rotativas y hasta amanecíamos dialogando con esos dignos hombres y mujeres que hacen  de intermediarios entre los periodistas y las ventas de los periódicos.
Luego en las madrugadas recorríamos el bulevar de Holguín, ese sitio acogedor que ya forma parte de la cotidianidad de  los holguineros,  llegábamos a tomar un buen café a  Las Tres Lucias, lugar emblemático  en la Ciudad de los Parques,   y donde pudo apreciar las bondades de ese colectivo que sabía borrar con sonrisas el cansancio después de una jornada laboral agotadora.
 En sus visitas a Holguín,  prefería ir a la casa de mi familia, donde está la Bodega Marpe, para deleitarse con sus vinos, mientras con extrema pasión mi hermano Rosell narraba los malabares  para lograr tan variada producción.  Entre copas y copas el periodismo era el tema preferido.
Al retirarse  siempre tuvo un detalle para estimular a Rosell para hacer mejor vino y despedirse del resto de la familia, en especial de mi papa Don Pepe, el primero que hizo vino en este hogar y ahora lo saborea a sus “cortos”  84 años.
Una vez, allá por el 2005  el colectivo de ¡ahora! que tanto lo quiere, acordó entregarle la réplica de la Primera Página de este periódico, la misma que vio la luz el lunes 19 de noviembre de 1962.  En complicidad con su secretaria Andrea nos hizo llegar su amplio currículo al servicio de la Patria y el  patio del Almiquí Azul, en el Poligráfico, se convirtió en escenario para el homenaje que tanto lo emocionó.
 Nada, esos son algunos de mis recuerdos para este hombre noticia, hecho de periodismo de la cabeza a los pies, que ahora toma la rienda de los periodistas cubanos. Para mi amigo y hermano Moltó un abrazo,  junto con la certeza compartida de que su elección es una de las primeras buenas nuevas en  las transformaciones aspiradas . 

 

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