Rodobaldo Martínez Pérez
Fotos Javier
Otra vez fue la noche que trajo la furia de la naturaleza. Pocos pudimos dormir con esos estremecedores vientos agitando la
oscuridad y, sin dudas, volvieron a la memoria aquel azaroso 8 de septiembre de
hace 4 años, cuando Ike impactó a Holguín con su descomunal fuerza, momentos inéditos vividos para quienes no
conocieron Flora en 1963 y su desgracia
acompañante.
Las tres o cuatro horas de azote de una nada cándida
Sandy, que ya venía inspirada de
violencia de la hermana Santiago de Cuba, se eternizaron hasta el infinito y muchos
añoramos el amanecer en que ya el
meteorólogo Rubiera había anunciado su salida al mar con rumbo Norte.
Sandy se ensañó con la provincia,
especialmente en Cueto, por donde entró su ojo, con la potente fuerza de la
derecha hacia Mayarí y su ataque destructor en otros municipios, en
especial en Antilla y Banes, este último expulsó de Sandy,
por Punta Lucrecia, donde, coincidentemente,
entró Ike.
Pero, la
mañana destinada a un recorrido de un equipo de reporteros nacionales, de Radio
Angulo, Tele Cristal y de ¡ahora! por
zonas afectadas retrotrajo el mismo impacto de medir con vista propia los daños
ocasionados. En aquella ocasión, del
2008, fueron Gibara, Antilla, y Banes los más maltratados,
aunque estos últimos, informaron sus
autoridades, pocas huellas quedaron de
Ike en medio del reciente ataque desde el Sur.
Árboles con las raíces al aire, casas derrumbadas o sin cubierta y otras
desbaratadas en sus diversas partes, como si hubieran sido presas de las garras
de una enfurecida fiera; nuevamente la angustia por haberlo perdido todo y las
anécdotas de los tristes momentos vividos por familias enteras desconcertadas por la mala suerte, aunque
confiadas en que no serán jamás abandonadas.
Sin dormir, como casi todos los holguineros, Abel Sandín
Nacer y Mariza Salas G, presidentes de los Consejos de Defensa en Cueto
y Mayarí, sin salir del asombro del golpe,
repiten: “Nunca habíamos vivido algo igual, era como si un animal
salvaje, con un estremecedor rugir
nocturno, tratara de estrangularnos”.
Volaron los techos, y se mezclaban viejos con nuevos
aditamentos, cubiertas que se iban por los aires, como peligrosas armas
cortantes, lo mismo de viviendas, de un
fondo habitacional entre regular y mal, escuelas, comercios y almacenes. Aquello era como una danza macabra que dejaba descubierta
las construcciones.
Clober
Rodríguez, de 72 años, no aguantó su
tristeza, cuando vio dañarse su recién reinaugurado Hogar de Ancianos en Cueto.
En medio de su angustia la luz de la
confianza lo ilumina, porque sabe que
con la preocupación de las autoridades de rescatarlo junto al interés de
autorecuperarse, pronto podrán erguirlo.
Los vecinos de Cueto comentan la crecida del río
Barajagüa como pocas veces vieron; el
impacto del ojo del huracán en Alto
Cedro y Marcané, en este último capaz de arrancar techos de placas de dos
casa.
Al mismo tiempo lejos de tanto mal, ocurrían
lecciones de solidaridad con los evacuados en albergues o casas de familiares y de amigos.
Idalmís Escalona, hoy miembro del Buró del Partido en Cueto, y nacida en Sagua
de Tánamo entre lluvias y crecidas del río, reconoció que esa noche desde las 3
de la madrugada hasta el amanecer Cueto
se estremecía con las fuertes ráfagas. No recuerdan algo similar, pero, el
pueblo mantuvo la disciplina, nadie entró en pánico y se cooperó desde el primer momento.
En Mayarí, una legendaria Ceiba, a la orilla del río, en
el puente de la calle Carlos Manuel de Céspedes, con sus potentes ramas verdes, había desafiado cualquier inclemencia de la
naturaleza. Los vecinos siempre la vieron erguida, como vencedora desde el
destructor huracán Flora, pero, esta vez, no salió ilesa y Sandy le quemó todo
su follaje.
La tormenta se ensañó en ese árbol de tantas creencias, y muchas viviendas
allí, cuyas construcciones son hasta centenarias, no resistieron y se
doblegaron, para pesar de sus dueños, pero
en medio de las vicisitudes una Defensa
Civil tan fuerte, como lo ha demostrado,
siempre, funciona como calma ante el desasosiego y pueden nacer curiosas anécdotas como cuenta Kike Bermúdez, quien hace 77 años vive en la casa que Sandy le
tumbó y 4 personas pudieron refugiarse en el baño por más de cuatro horas.
Jorge Cabreja Rondón, director de los Taínos, sin
perder su sentido del humor, auxilió a su cuñada,
la esposa de Alberto expelotero
del equipo Holguín, quien colabora en el
hermano pueblo venezolano.
La
imaginación provoca escalofrío, solo de
pensar como se sintió Nivia, quien vio caer su vivienda de dos plantas, con el
número 8, en la calle Carlos Manuel de
Céspedes, y tuvo que esperar el amanecer acurrucada en el portal, la única
pieza superviviente de su casa.
Ya Holguín está en la fase de recuperación. Cueto y
Mayarí, como los otros municipios afectados de la provincia, se levantarán de nuevo en una batalla en la
que se perdieron valiosas cosas materiales y por eso se aleja la alegría, fue
un duro combate del hombre contra una imparable naturaleza llena de ímpetu
maligno, pero hay una indudable victoria: ganó la vida.
Lamento mucho lo que les paso. Comparto su pena, estoy con ustedes.
ReplyDeleteDesde México D.F. les envío un saludo y un abrazo solidario. Francisco Luna Leal fcolule@hotmail.com
Muchas gracias por la solidaridad.
ReplyDeleteYa hay 6 mil 307 familias recuperadas en sus hogares, pero solo es un 9,7 por ciento de las 664 mil 776 viviendas averiadas, uno de los procesos más lentos por las carencias de materiales, principalmente de cubiertas.