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#Holguín 26 de julio del 2006 la última vez que lo vi
físicamente |
Rodobaldo Martínez Pérez
rodo@enet.cu
Fue el 26
de j
ulio del 2006 la última vez que lo vi
físicamente, entre aquellas 20 veces que había compartido con el Comandante en
mi vida
periodística.
Fidel, para
sorpresa de todos, decide participar en la inauguración del Grupo Electrógeno
más grande del país, ubicado en Guirabito, cerca de la ciudad de Los Parques.
Regresaba desde Bayamo, donde resumió la celebración por el aniversario 53 de los asaltos a los cuarteles
Moncada y Carlos Manuel de Céspedes y, con su total gentileza, decide hablar
dos veces en la histórica fecha.
Llegó sonriendo y su siempre interacción con el pueblo no la
dejó ni en aquella memorable ocasión, en la cual se le vio dirigirse a las
masas, en un acto tan trascendental, con su firmeza habitual y, sin un atisbo,
de lo que pasaría luego con su salud.
A la convicción de amor del público presente, cuando dijeron
en una frase todo su sentir: “Te queremos Fidel, te queremos” y respondió con mucho cariño y un sentimiento
recíproco: “Yo también los quiero a ustedes”.
Fidel estaba convencido del gran poderío de esas multitudes
y el protagonismo con
esa unión. En los 47 años de Triunfo del 59 esa fue su mayor fortaleza.
Siempre gobernó preocupado por los más humildes, junto a su
pueblo, bebió de sus experiencias y, cada determinación, nació de sus constantes diálogos
con las masas. Supo que fortalecer
a la Revolución dependía de esa inquebrantable fusión.
Para que la obra de
Enero fuera invencible debiera nutrirse
de la sabia de la población, la unidad fue el escudo y la inteligencia
su mejor arma para enseñarnos siempre a triunfar, sin importar el escenario.
La capacidad de defenderse de sus feroces enemigos es la
garantía de supervivencia y el patriotismo y la conciencia atributos
irrenunciables. Ya Fidel fue al futuro y nos diseñó el presente y así marchamos
por su promisoria manera de ser.
De Martí aprendimos a unirnos y de Fidel el saber siempre triunfar. Ser como
el Comandante nunca podemos convertirlo en consigna, porque lo despojamos de
contenido, lo hacemos estéril y lo divorciamos de la acción necesitada en esta
Cuba de hoy, que conmemora, con renovados compromisos sus 93 cumpleaños.
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Nadie pudo imaginar que en pocas horas enfermaría, con mucha energía y amor saludó a los ocupantes de la primera línea. |