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La pregunta
base, que da pie a este comentario, es
el significado de darle un Si al
proyecto de Constitución cubana este 24 de febrero del 2019.
No se trata,
simplistamente, de validar una Ley de Leyes más, para sumarla a la lista de tan importantes
documentos del país, sino de concientizar que aprobar esa Carta Magna, en
específico, es abrirle las puertas al
único sistema que piensa en las
mayorías.
Cuando decimos que la afirmación en el referendo
defiende la continuidad referimos, precisamente, eso, la aprobación de un
gobierno humanitario, que durante 60 años su preocupación mayor es su pueblo.
Una Constitución distinta, hija de otra dirección
gubernamental en el territorio, no hablaría de derechos a los niños, jóvenes,
mujeres, ancianos…, sino a las minorías, para aumentar su poder de explotación a las grandes masas.
¿Se imagina una constitución capitalista hablando
de educación y salud para todos, construcción de obras sociales y servicios populares?
La esencia de ese sistema es incompatible
con tales dividendos.
Tenemos grandes dificultades en el ámbito
nacional, una por la crisis mundial, un bloqueo yanqui que existe, pese a
quienes se empeñan a negarlo y nuestros
errores de los hombres, culpables de las fallas, pero la nueva Constitución refleja
principios socialistas, benefactor de la
población, redactada con una esencia colectiva, de beneficio popular y con gratuidades negadas en otras partes.
No nos confundamos, no vamos a votar para
perpetuar las dificultades que pueden ser objetivas o subjetivas, sino
preservar una política de sensibilidad, cuando se refiere al pueblo, aquella
que medita sobre el bienestar de los hombres y mujeres e incluye la justicia.
La realidad
de hoy, en el territorio nacional es
circunstancial y se diseñan mecanismos para tratar los males y la Carta Magna
refleja principios más duraderos, frutos de un tipo de administración que desde 1959 rompió los
regímenes entreguitas que brindaban Cuba a Estados Unidos en bandeja de plata.
Esa es la independencia pretendida a
salvaguardar, la cual aboga por una Tierra soberana, sin dueños extranjeros y
nunca convertidos en fruta madura obligada a caer en la boca engullidora del
Imperio, por una sencilla gravitacinar.
El actual proyecto,
sometido a consideración pública, posee 229 artículos y el capítulo cinco dedicado a derechos, deberes y garantías. Con su aprobación se
deroga la constitución de 1976 y sus
reformas, con el mérito de ser la primera Constitución socialista del Hemisferio
occidental.
En un breve repaso, son importantes las 4 constituciones de la República en Armas,
la de Guáimaro en 1869, la de Baraguá,
en 1878, Jimaguayú, en 1895 y la Yaya, en 1897.
Corresponde a la etapa neocolonial la de 1901,
nacida con el engendro de la Enmienda
Platt y la del 40, progresista par a su época.
En la Revolución la de 1976 y sus reformas en 1992 y 2002.
El presidente Díaz- Canel precisó que la nueva
Ley de leyes reforzará la institucionalidad del país, establecerá la
prevalencia de la Constitución en el actuar de los principales dirigentes
gubernamentales, además, de una mayor inclusión, justicia e igualdad social y
"un reforzamiento del empoderamiento del pueblo en el gobierno de la
nación”.
Llamó a la
unidad de todos los cubanos, e insistió que "el país que necesitamos se
construye con el esfuerzo de todos y calificó al 2019 como otro año de grandes
desafíos".
El proyecto constitucional fue enriquecido con los planteamientos de las masas y se le hicieron, aproximadamente, 760 cambios, entre adiciones y eliminaciones
de artículos, frases, palabras y otros.
El próximo 24 de febrero, los ciudadanos con derecho al voto, podrán ejercer
el sufragio para respaldar la nueva Carta Magna cubana, una Constitución
moderna que nace como fruto de un
histórico ejercicio de construcción colectiva.
El conocimiento nunca debe faltar, así como el significado del Si en la Constitución,
para el futuro de Cuba.
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