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José Martí |
Como el Héroe Nacional Cubano muere 14 años después no se
enteró que McKinley, el presidente 25 de
la Unión, murió
asesinado y le siguió con igual suerte el 35 (Kennedy), baleado durante un viaje oficial a Dallas.
La historia de los presidentes de los Estados Unidos es
copiosa. Ahora que ya comenzó y alcanza más temperatura el show de las
elecciones presidenciales en el Norte y
el 8 de noviembre serán las 58 de este tipo, puede seguir añadiéndose aderezo,
como para seguir preguntando ¿Qué viene ahora?
W. Bush tuvo el “mérito” de haber logrado el déficit fiscal
más grande de la historia de Estados Unidos y el único que ha llevado a su país
a una posición de repudio mundial. El 2000 fue el año del Gran Fraude.
Once años después de la muerte de Kennedy, Nixon, el
presidente 37, se vio envuelto en uno de los más grandes escándalo político, por su probada implicación en el espionaje en
el edificio Watergate, sede donde funcionaba el Partido Demócrata.
Dos periodistas del diario The Washington Post descubrieron
los pormenores del hecho, guiados por un personaje incógnito al cual llamaron
Garganta Profunda. Recientemente se supo que el misterioso personaje suministrador
de la información al reconocido periódico
fue el ex directivo del FBI Mark Felt.
Siendo presidente Harrison, el Maestro publica en La Nación, de Buenos Aires,
refiriéndose al Norte: “…estos republicanos de cartón, que niegan el derecho
divino al rey inglés y alegan ahora la fuerza y el tamaño como derecho divino
nuevo, y destino manifiesto e imperio natural e irresistible que les autorice a
salir de bandidos por el mundo, embolsándose pueblos como se embolsan castillos
los condes feudales”.
Los acontecimientos de Afganistán, Irak y Libia y la declaración de realizar ataques preventivos
en más de 60 naciones son ejemplos de ese empeño por convertirse en gendarme
universal.
La actualidad vivida
por América Latina dice de la mano yanqui,
para reeconomizarla y volver a convertirla en su patio trasero. Brasil está en la lista
y, también, Venezuela.
Obama, el 57 de la
Unión, se caracterizó por algo inédito para sus antecesores,
después de triunfada la
Revolución: el acercamiento a Cuba. El nombró fracaso a la política exterior de su país de
aislar a Cuba. Su acción respondió más que a un acto de buena fe a un replanteo
de postura y un cambio que signifique destruir a la Revolución, por otras
formas.
Quien ocupe la Casa
Blanca en el 2016, ya sea la Clinton o Trump, puede
continuar su cuento, mientras nosotros hacemos el propio.
La pregunta hecha por
el norteamericano hace 124 años, sigue vigente: “¿Qué viene ahora?”
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