Rosa María Payá está en
Cuba. No quiero hablar sobre los motivos manipulados sobre su presencia en el
país. Me limitaré a reflexionar sobre sus nuevas andanzas que la han alejado
del Movimiento Cristiano de Liberación (MCL) y le han orientado a mezclarse con
personajes de extrema derecha, vinculados inobjetablemente a eventos
terroristas, lo cual desdice su supuesta cristiandad.
Con abierto apoyo de las
agencias gubernamentales norteamericanas que promueven la subversión anticubana
y sus grupúsculos contrarrevolucionarios radicados en EEUU –particularmente en
Miami–, la Payá ha sido bendecida con el apoyo financiero USA y nada menos que
por parte del veterano agente de la CIA Frank Calzón.
En esencia, no hay nada
novedoso en su nuevo proyecto desestabilizador, condenado al fracaso como otros
impulsados por su fallecido padre, Oswaldo Payá –quien falleciera en julio de
2012, junto a Harold Cepero, en un accidente automovilístico provocado por la
conducción temeraria de un auto por parte del dirigente de Nuevas generaciones
del Partido Popular español, Ángel Carromero– y cuyo deceso ha sido utilizado
para estructurar una absurda campaña internacional anticubana destinada a presentar
al gobierno de la Isla como responsable de estos tristes eventos.
Luego de victimizarse
falsamente como foco de un inexistente acoso de las autoridades cubanas, Rosa,
dos hermanos y su madre –Ofelia Acevedo– salieron de Cuba en junio de 2013, gracias
al programa de refugiados políticos que les otorgó la entonces representación
diplomática norteamericana en La Habana conocida como la SINA.
Hoy Rosa arma un nuevo show
al regresar a La Habana, el cual pone en dudas el supuesto acoso y persecución
de que dijo ser víctima ella y su familia. Esta extraña refugiada política ha
venido a Cuba para participar en una misa en memoria de su padre. Sin embargo,
detrás de esta visita, como de la realizada en mayo del 2014, a costa de
argumentar infundados “riesgos y peligros” que las mismas implican, está la
intencionalidad de visitar in situ las propiedades familiares en la Isla.
Falsaria y de dudosa
cristiandad, Rosa María Payá ha vuelto a mentir, dejando a un lado las
enseñanzas de La Biblia sobre la mentira: “La
lengua mentirosa no es algo que solo Dios odia, es algo que también es una
abominación a Dios”.
Pero la Paya ha dado un
cuestionado paso en pos de sus ambiciones al convertirse de falsaria
empedernida a cómplice de afamados terroristas y ex agentes de la CIA, como es
el caso de Félix Toledo Montero, durante la referida visita a República
Dominicana. Varias fotos muestran esta nueva amistad de la Payá.
Félix Toledo Montero
perteneció durante su vivencia en Cuba a una familia de clase media hasta que
se marchó a los EEUU en 1960. Luego de ingresar al Army fue reclutado por la
CIA, recibiendo entrenamientos conocidos en el manejo de armas de fuego y
explosivos, tácticas de contraespionaje, interrogación, supervivencia básica y
contrainsurgencia. Fue uno de los miembros de la fracasada Brigada 2506,
bochornosamente derrotada en Playa Girón en 1961. Luego de esto, fue enviado
por la CIA a Costa Rica con vistas a realizar otra fallida invasión contra
Cuba, la cual fue abortada como resultado de la Crisis de los Misiles de 1962.
Toledo Montero fue miembro
de las fuerzas de operaciones especiales de la CIA que actuó en el entonces
Congo belga, durante la presencia en África del Guerrillero Heroico, Ernesto
Guevara, con vistas a procurar la captura del mismo. Su misión para cumplir
dicho objetivo consistió en torturar salvajemente a guerrilleros para lograr
localizar al Che.
A su regreso a EEUU, la CIA le orientó vincularse a la organización contrarrevolucionaria Cuba Independiente y Democrática (CID), convirtiéndose en la mano derecha del cabecilla Huber Matos, quien lo designó su ayudante personal con plenas funciones ejecutivas. Fue jefe militar del CID, encargándose de los entrenamientos de terroristas en una base ubicada en el condado de Hendry, en La Florida, al borde del lago Okeechobee. En estos menesteres, participó en un plan de atentado contra Fidel Castro durante la visita que el mismo realizó a Brasil, así como en las conocidas provocaciones contra la delegación deportiva cubana participante en los Juegos Panamericanos de Indianápolis.
Terrorista converso, se
vinculó también a otras organizaciones violentas de triste notoriedad como el
PUND y Comandos L. Con las mismas participó en el entrenamiento de terroristas
que integraron teams de infiltración que realizaron incursiones dentro de Cuba,
realizando sabotajes e, incluso, algunos de ellos asesinaron o hirieron a
civiles inocentes.
Amigos como Félix Toledo
Montero ponen en duda la integridad moral y cívica de Rosa María Payá y hacen
válida la cita que versa así: “Dime con quién
andas y te diré quién eres”.
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