Columnas

Wednesday, December 03, 2014

Revista Serranía: La satisfacción de un año más



#Holguín Portada de la Revista Serranía, de la casa editora ¡ahora!



Rodobaldo Martínez Pérez
Hay fechas impregnadas para siempre en la historia de un centro, y esa fue el dos de diciembre de 1995 para ¡ ahora!  En ese histórico día para Cuba,  por haberle marcado el nacimiento de sus Fuerzas Armadas  en 1961, surgió Serranía, la revista para la montaña holguinera.
Desde aquel momento, nuestro Semanario contó con una nueva publicación para el Plan Turquino, esta vez sumada a su matriz central, con el mérito mayor de ver la luz en los complejos momentos del país,  sometido a las cruentas escaseces del Período Especial.
Por las circunstancias del alumbramiento, Serranía fue símbolo de resistencia desde su creación, una digna respuesta de sumar, precisamente, en  un crítico momento en que el país restaba.
¡ahora! ya había trastocado su salida diaria por una semanal, su número de páginas decreció y en medio de las limitaciones de imprenta, la existencia de Serranía fue como una respuesta a no dejarnos derrotar por las limitantes.
El Departamento Ideológico del Comité Central había orientado esa opción  de información, conocimiento y cultura de las  regiones   de geografía especial, que en esta provincia abarca los municipios Cueto, Mayarí, Sagua de Tánamo, Frank País y Moa y   aunque varios periódicos cubanos decidieron aumentar su número de ejemplares, ¡ahora! se decidió por una revista.
Ese fue el antecedente de Serranía, aquella acertada determinación que nos permitió contar con páginas dedicadas a destacar, específicamente, la vida de los montañeses.
 En estos 19 años de intenso bregar han sido muchas las satisfacciones del equipo de realización, para que no quedaran en el anonimato las hermosas  anécdotas de un sacrificado agricultor, una ama de casa, un médico, un maestro, un estudiante, un niño,  un joven, o toda la heroicidad guardada en esos agrestes parajes.
Conocimos de cerca la inigualable vivencia de vivir en las lomas, la sana costumbre de levantarse al primer cantío de los gallos, para sorprender a los surcos en la madrugada; las hiervas dobladas por el rocío, el buchito de café mañanero, singulares paisajes de tierras rojas, ríos de abundantes aguas, palmeras de copiosas cabelleras y angostos caminos de continuo ascenso.
Pero, lo más llamativo son  los saludos afectuosos de los hombres y mujeres, protagonistas de una especial cotidianidad lejos de pueblos y ciudades.
La oportunidad de escribir para Serranía está acompañada de la alegría de compartir con habitantes excepcionales, llenos de anhelos, muchos esfuerzos y el sacrificio de enfrentar las rudezas de abruptos lugares a fuerza de voluntades.
En un nuevo aniversario, en el que los primeros homenajeados son los montañeses, merecen destacarse quienes cumplieron o cumplen la honrosa responsabilidad de darle forma al contenido encontrado en el lomerío, porque hombres y mujeres   del campo junto a periodistas, fotógrafos, choferes y directivos comparten esta linda historia de familia.
Muchos espacios se han  dedicado a resaltar valores, desde aquella primigenia ocasión en que Agustín Garcell condujo la fabulosa nave editorial, seguido de María Julia Guerra entre los años… y continuado por Eglis Ricardo Girbau hasta la actualidad.
Formar el equipo que iba a visitar la montaña equivalía a  recorridos de kilómetros por carreteras y caminos, sentir  el frio de las madrugadas golpeándote el rostro a través de una ventanilla indiscreta y las ocurrencias o chistes de los compañeros de  trabajo tratándole de robar el tedio al viaje.
La revista fue cambiando sus textos con el paso de los años. Mediante miles de cartas adecuó su perfil a las tantas  peticiones hasta amoldarse más a los gustos de quienes va dirigida. Serranía se hizo más serrana.
En su historia sobresale el  Segundo Festival  Nacional de la Prensa Escrita, cuando recibió el premio de la Mejor Revista de Cuba, un hecho que enaltece su currículo.
En este recorrido de casi dos décadas, posición destacada tienen los compañeros del Poligráfico, los cuales con su colaboración le alimentan la vida. Están las aventuras botelleras de reporteros no detenidos por la falta de transporte, la inquietud de su directora para evitar atrasos y la preocupación de los diseñadores por ofrecer un formato cada vez más atractivo.
Montañeses reciban todo nuestro amor y en este diciembre, muchas felicidades.






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