Columnas

Wednesday, December 10, 2014

Luciérnaga y serpiente y el diferendo Cuba- Estados Unidos



 

Por Hilda Pupo Salazar
      La Tecla Ocurrente, de Juventud Rebelde,   publicó, una vez, la anécdota propicia para ilustrar el fanatismo enfermizo con que Estados Unidos  actúa, para condenar a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra.
   La serpiente y la luciérnaga (Fabulas de Esopo) son las protagonistas. Narra que la primera persiguió a la segunda para  comérsela, un día, dos y nada. La luciérnaga   paró y le dijo: ¿puedo hacerte tres preguntas?,  la devoradora accedió.  -¿Pertenezco a tu cadena  alimenticia?  - No,  ¿Te hice algún mal?   – No.  ¿Entonces, por qué quieres matarme?   – Porque no soporto verte brillar.
  Y,  precisamente, ha sido la innegable posición descollante de la Isla en el  mundo, en materia de justicia social, de ejemplo de sociedad equitativa y  humana,  atención priorizada a la dignidad  plena del hombre,  como ley primera de su Constitución, la que alimenta hasta el paroxismo la postura desequilibrada del Norte para    desaparecernos de la faz de la tierra, por la sencilla razón que la luz de Cuba niega por sí sola su carcomido modelo de sociedad.
    Por estos días, se ha hablado mucho de derechos. Las imágenes de las televisoras y  los periódicos son elocuentes testimonios,  que en  un mundo plagado de violaciones mantener en la agenda de la Comisión, para su condena,  al país  que más ha hecho por el bienestar de su pueblo, es una aberrante  actitud de fuerza imperial, cuyo único fin es justificar   un objetivo político.
       Por eso, sin otra lectura, la Junta Directiva Nacional de la Asociación de Amistad  Honduras- Cuba  acusó a su gobierno de cómplice de las agresiones y el bloqueo contra nuestra patria, por la anuencia lacayuna de su presidente Ricardo Maduro de presentar el texto condenatorio de factura yanqui.
     Maduro se acabó de podrir ante su pueblo con ese miserable consentimiento. Como el gato,  que cierra los ojos para no agradecer, se vira de espalda  al gesto  de los cubanos,  cuando su país desbastado por los huracanes Fifi, en 1974  y Mitch en 1998, recibió su carga solidaria. Puso al mezquino interés de la ayuda financiera estadounidense,  por encima de la generosa contribución  de  la Brigada Médica   cubana formada por 281 médicos, a la desinteresada ayuda de formarle cientos de médicos, de ellos 240 que se titularán este año; a la colaboración científica, al apoyo en el deporte…
   ¿Y cuál fue la victoria del Imperio para tanto desatino?. Un voto. Vergüenza debía darle por la farsa.  Cuba continúa su lucha por la verdad y por los derechos humanos para todos. 


   

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