Columnas

Wednesday, November 05, 2014

Respuesta a un mensaje: Diferencia entre querer y poder



                                                                
Rodobaldo Martínez Pérez

Un mensaje en la red social de Facebook me motivó a hacer este comentario. El escrito  en cuestión pedía prosperidad para Cuba: La Internet para todos, viajar con facilidad al extranjero, elevar los sueldos,  sin alterar las conquistas en la Educación, Salud Pública y Seguridad Social.
 Para que la mayoría de la población lograra conectarse al ciberespacio habría que cambiar la situación actual. El soporte tecnológico existente hoy en Cuba impide una masificación a escala de la sociedad de los servicios de la Red de Redes en el sector residencial, porque ello implicaría la adquisición de tecnología de punta y el Bloqueo yanqui no lo permite. Eso sería un país perfecto y aspiraciones justas, ¿Porque quien no lo desearía para su nación?, pero la diferencia está en querer y poder. Los tres  primeros pedidos dependen de condiciones no de voluntades.
El Bloqueo no es una invención de nosotros para justificar las escaseces, es un cerco comercial, económico y financiero impuesto por Estados Unidos a Cuba desde el 7 de febrero de 1962,  convertido en ley en 1992 y 1995,  Es uno de los más duraderos de la historia, condenado 23 veces por las Naciones Unidas.
Este castigo,  inmoral e injustificado,  viola la propia Carta de la ONU, la legislación internacional y los derechos humanos. Ahora, por la resolución 68/8,  recibió la  condena de 188 votos a favor, 2 en contra (Estados Unidos e Israel) y tres abstenciones (Palau, Micronesia e Islas Marshal).
 El cerco eleva las perdidas en un  billón 112.534 millones de dólares, de acuerdo con el valor del oro».  Cuba no puede realiza sus transacciones internacionales en el dólar estadounidense, sin acceso a créditos de bancos en los EEUU, ni de sus filiales,  ni de las instituciones financieras internacionales.
Esas son parte de las crueldades del Bloqueo, independientemente de nuestras insuficiencias reconocidas y hechas públicas por Fidel  y Raúl, en múltiples momentos de la historia de la Revolución y a veces calificadas por diversas voces como “bloqueo interno.”
La ignorancia causa risas, porque quienes critican al Gobierno Cubano por  “negarle” al pueblo esas facilidades, no saben o no quieren conocer el papel de Estados Unidos en este asunto.
Nuestro ancho de banda y conexiones son muy limitadas y eso hace de la Isla uno de los lugares del mundo de más lento tráfico. Por culpa  del Imperio no podemos acceder a tecnología de avanzada en igualdad de condiciones que otras naciones.
Por  eso, nuestra política en la Internet está condicionada con la permisibilidad impuesta. El acceso a la Red  es únicamente por vía satelital, lo cual equivale a costos muy elevados y la premisa es asegurar el uso local de este recurso,  con la conexión  de los joven clubs de computación y electrónica, existentes en todos los municipios del país y que dan cobertura al ciento por ciento de la población.
También, la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA),  como una forma de crecer creó las salas de  navegación (lugares donde se encuentran instaladas una o varias computadoras para ofrecer los servicios de correo electrónico y navegación en Internet). Estas están  ubicadas en aeropuertos, hoteles e instalaciones turísticas, así como en algunas unidades comerciales de  ETECSA.
Por otra parte,  la subida de salario, más que merecida, no depende de una voluntad gubernamental en estos momentos, porque si  ocurre sin elevar la productividad en el trabajo, engendra la inflación (mucho dinero en los bolsillos y nada que comprar). Los viajes están muy relacionados con el poder monetario.
Nosotros debemos establecer un orden de prioridades en la vida. Es cierto que no todos tenemos acceso a la Internet, ni podemos viajar  con facilidad o faltan mejores salarios,  pero poseemos méritos que otros no disfrutan.
Es muy reconfortante saber de la existencia de miles de instalaciones hospitalarias que te atenderán gratuitamente en caso de enfermedad. La pregunta es la sensación sentida de tener un hijo enfermo sin asistencia médica, como ocurre en otras partes.
Es inigualable el paisaje de millones de niños y jóvenes en camino hacia la escuela, sin la preocupación de cuánto cuestan los estudios o un anciano en casa sujeto a un programa de atención.
Somos un país subdesarrollado, con carencias y limitantes, nadie lo olvide, pero ninguna persona con un mínimo de raciocinio puede dejarle de reconocer su carácter humanitario y a pesar de todo, la preocupación del gobierno de pensar en el pueblo.
Si no se puede ofrecer más, no es falta de deseo, sino coyunturas adversas. Es lastimoso escuchar a quienes exigen y culpan por las faltas y no tienen  la más mínima idea de los porqué.
Apoyo el mensaje de prosperidad para la Patria, pero desde un avance materializable, como aspira la actualización del Modelo Económico y Social cubano.


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