Columnas

Monday, September 22, 2014

Holguín: No actuar en círculo vicioso






Rodobaldo Martínez Pérez

Lo positivo del buen hacer es la correspondencia lograda entre el mucho esfuerzo y los resultados. No  esperen obras bien hechas con empeños a medias.
Por eso, una de las cuestiones de la importancia de insistir tanto en la calidad es por la satisfacción de ofrecer frutos óptimos, en la medida de adecuadas entregas, porque suena a inútil desplegar energías al máximo, con elevados gastos y obtener churros.
Además de alimentar la insatisfacción de quienes reciben esos trabajos mediocres,  botan recursos – materiales y humanos-  mueren ilusiones y  fomentan el desprestigio de todos los responsables.
La lucha por la eficacia es más definitoria dentro del mundo de la competencia. El precio de lo obtenido debe avenirse a su valor cualitativo, de lo contrario no adquirirlo, aparte de saber elegir al vendedor más adecuado, desde los mejores valores agregados como la honestidad, seriedad y profesionalidad.
El cómo de los ofrecimientos caracteriza al ofertante. Hay quienes solo de oír mencionar el nombre dicen: “Ahí ni te metas, porque recibirás basura”·Cada vez más aumenta el interés por servicios o productos con  mejores hechuras.
Y en la economía el costo de la imperfección es alto. Dinero y tiempo fenecen por  gestiones  inacabadas, porque detrás de esos actos impropios crecen los incumplimientos e  improvisaciones.
¿Por qué no se ejecutan al cien por ciento muchos planes de inversiones?  Sencillamente, porque falla la organización, no hay suficiente exigencia con los constructores en materia de cronogramas y casi total ausencia de reclamaciones ante las no terminaciones. Esas son labores mal planificadas desde un inicio.
En un reciente análisis revela que la producción mercantil de la provincia tuvo sobrecumplimientos, aunque varios ministerios y empresas no llegaron a la meta. En sentido general la marcha es satisfactoria, sin embargo,  en el orden particular hay inejecuciones  por errores en la proyección, control, disciplina o productividad y eso se traduce en no hacer las cosas bien desde un principio, por no haber incorporado la calidad como cultura laboral y estar acostumbrados a informalidades.
En la vida cotidiana pululan los ejemplos de las pérdidas ocasionadas por productos defectuosos o malos servicios en los cuales incluyen prestaciones ineficientes. ¿Cuántas veces  ocurren demoras  en una solicitud realizada o recibir un trato descortés, en un  comercio, farmacia, cafetería, en un ómnibus, restaurante.   Con seguridad no volvemos o se llega prejuiciado,  dónde te golpean con esas malas actitudes.
Esa es una de las consecuencias desfavorable de obrar con dificultades siempre: adquirir el sello de lo inservible, porque el lugar de las acciones defectuosas, los mismos usuarios la trasmiten a otros en forma de alerta. “No vayas a ese sitio, sino quieres amargarte”·
Muy ligado al comportamiento individual ante el trabajo están los valores de cada quien. Nadie responsable, disciplinado, ético y consagrado comete  errores que los ponen en tela de juicio en contra de su prestigio..
Por el significado de una buena labor colectiva, los integrantes de colectivos,  desde su sentido de pertenencia,  realizarán con la mejor excelencia lo suyo; el ambiente contribuirá a favor de las culturas organizacional y comunicacional  y reinará la exigencia con el respeto a la profesionalidad.
 Pero mientras existan las malas actuaciones generadoras de problemas en los diferentes ámbitos, holguineras y holguineros no podrán distinguirse positivamente, ni aspirar a solucionar los contenes del camino, para hacernos la vida mejor.
 Las labores conscientes y sistemáticas en aras  de las acciones bien hechas chocan con las imperfecciones, como esos fósforos incapaces de prenderse, ese pan pésimamente elaborado, las asperezas en la oficina de atención al público, los malos ambientes en el centro de trabajo, la burocracia culpable de ir a solucionar un problema tres o cuatro veces o aguantar las malas formas de un jefe, compañero de trabajo, vecino o hasta de un propio familiar.
Sigo defendiendo la frase: La recompensa del trabajo bien hecho es la oportunidad de hacer más trabajo bien hecho, porque sino incorporamos esa verdad a nuestros quehaceres en vez de línea ascendente actuamos en círculo vicioso. 

 




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