Columnas

Saturday, January 11, 2014

Celia la flor más autóctona



 

 Celia Sánchez Manduley es la cubana que supo cultivar rosas sin espina en la tierra fértil de la Patria, la mujer sincera de donde crece la palma. Fallecida el 11 de enero de 1980 fue una madre para los niños que buscaban un hogar verdadero y querían aprender a ser más útiles.
Desde niña sintió admiración por José Martí, y unos años después ascendió en compañía de su progenitor al Pico Turquino, en la Sierra Maestra y allí en la cima de Cuba, donde se puede casi tocar las nubes y distinguir mejor los colores del cielo y de la naturaleza, el padre y la hija colocaron un busto del apóstol, del hombre sincero de donde crece la palma, que a morir no tuvo miedo, y como bueno supo dónde estaba su deber para ser más útil.
Celia también fue buena, supo igualmente dónde estaba su deber, desafió muchas veces la muerte en el movimiento clandestino 26 de Julio, creado después de los asaltos a los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo, en 1953, pero en el momento de honrar al maestro en lo más alto de la isla antillana no sabía que algún día tomaría otra vez cuesta arriba y por su valentía se convertiría en la Heroína de la Sierra y el Llano, en las filas del Ejército Rebelde, encabezado por Fidel Castro.
Celia Sánchez es un nombre admirado por generaciones de cubanos que han encontrado ideas creadoras para que así su recuerdo llegue vivo y fresco en la música, la pintura y la literatura y de esa manera hacen posible que la evocación llegue nítida a su pueblo, que sabe apreciar como nadie la grandeza de esta mujer revolucionaria.
Nacida el nueve de mayo de 1920, en Media Luna, cerca de Manzanillo está afincada en el tiempo porque pertenece a un pueblo que ha sabido en todas las etapas de la lucha ser el gran protagonista de los grandes y pequeños acontecimientos que engrandecen la historia, enaltecidos por mujeres como Celia Sánchez, capaces de los mayores sacrificios y abnegación pues para ellas la Patria es ara y no pedestal.
En este mundo signado por crisis, egoísmo, intereses mezquinos, expansión imperialista y contaminación ambiental, pronunciar su nombre es una razón única para convocar a la honestidad y el altruismo de todos, cualidades que ella siempre supo prodigar, y así sentirla más cercana, con su mirada tierna y la sonrisa que le iluminaba el rostro.
Justamente este es un pueblo que la recuerda siempre, anda por los caminos por donde ella marchó, y cada 11 de enero deposita rosas sin espinas en su tumba. Los cubanos sabemos que Celia siempre estará allí donde habiten el amor y la ternura y reinen la humildad, la honestidad, la nobleza y el desinterés.
Por eso al decir su nombre la sentimos más cercana especialmente en estos tiempos, cuando tenemos que desafiar tantos escollos del camino y marchar a la par de las agujas del reloj, aunque encontraremos siempre a la Flor más autóctona de la Revolución cubana en los senderos por donde caminemos. Han pasado 34 años del fallecimiento de Celia Sánchez, símbolo y luz del pueblo.
 

No comments:

Post a Comment