La noticia no es que desde la lejana Europa llegó a
la provincia el Palembus dermestoides o conocido como gorgojo del maní, sino la
creciente cifra de holguineros consumidores del “bichito negro” con la
esperanza de curar sus males. Cuando Tania se refirió a él, enseñó una vasija
de boca ancha, tapada con gasa más un pedacito de pan “cundío” de esos insectos
negros a manera de criadero, imagen provocadora de un rictus en el rostro
mezcla de asco y repulsión. Su información “ya aquí media cuadra los tiene”,
fue la motivación para acopiar más datos sobre los “prometedores” animalitos
que tantas expectativas han despertado y habitan en muchos hogares nuestros.
Ese gorgojo lo transportaron desde China a América para utilizarlo en campañas
relacionadas al tratamiento de pacientes con problemas asmáticos y tumorales.
Fue descubierto en 1891. Se denomina “Coleoterapia” o “Gorgojo terapia” a este
método creado por el argentino Dieminger Ruben, quien lo hizo por un gesto
solidario y el objetivo es instar una investigación científica al respecto.
Especialistas entrevistados en varios trabajos sobre el tema aseguraron: “los
estados de desarrollo del insecto son huevo, larva, pupa hasta adulto, y viven
de 160 a 600 días”, tienen un tamaño aproximado de 5 mm, activos, móviles y de
gran capacidad de dispersión, sería muy interesante estudiarlos porque tienen
la particularidad de aumentar las defensas y aclaran: “No hay que dejar la
medicina tradicional sino acompañarla”. Según estudiosos puede ser de utilidad
contra enfermedades como: cáncer, artritis, diabetes, parkinson, psoriasis,
cicatrización, la osteoporosis, el SIDA e incluso el asma. Su consumo actúa en
el organismo reactivando el sistema inmunológico. El tratamiento dura 140 días,
para lo cual se necesitan 4 mil 969 gorgojos.
La ingesta se hace de forma
creciente, es decir desde un insecto el primer día hasta llegar a los 70, punto
desde el cual se invierte y disminuye hasta llegar al uno. Las causas
explicadas del por qué se comen vivos, es porque al llegar al estómago los
gorgojos mueren y liberan proteínas, aminoácidos y una sustancia desconocida
denominada coleotoxina, esta presentada en su organismo se libera en contacto
con las enzimas del estómago de la persona. Pueden ponerse en la heladera del
refrigerador para bajar su metabolismo. Así no se mueven y por ejemplo lo
podemos incorporar al yogur o colocarlos en cápsulas vacías, para evitar el
contacto directo. En cuanto al consumo recomiendan tragarlos, no masticarlos,
porque provoca ardor en la lengua, y un cierto efecto anestésico en la cavidad
bucal y se exhorta hacerlo antes del almuerzo o cena, para disminuir cualquier
efecto gástrico que pudiese ocasionar, porque las personas con gastritis pueden
padecer efectos negativos, alerta a quienes tienen estómagos sensibles. Entre
los consejos incluyen la ingestión de un vaso de leche, por su pH alcalino. El particular
insecto se alimenta de granos de maní, mazorcas de maíz, arroz, sorgo y soja, y
materiales con base de harinas. Recomendación Sucede igual con este “bichito” a
quienes ingieren fármacos sin asesoramiento médico. Es muy importante conocer
que la constante afirmación de la falta de avales científicos en dicha terapia
exige consultarlo con un galeno, porque lo beneficioso para algunas cosas,
puede ser perjudicial para otras. El propio inventor del método dijo: " no
tengo ninguna formación en salud para avalar la investigación científica de los
gorgojos". Según Dieminger, su objetivo es propiciar su investigación por
los aportes curativos -si es que los tuvieran- de los tenebriónidos, los
cuales, afirma, aumentarían el nivel de defensas del sistema inmunológico. Para
esto, organizó con su familia y "pocos amigos" la Fundación Avanzar,
en Oberá. Con ella respalda la Cadena del Gorgojo, que fomenta el consumo de
estos bichitos a través de una red de distribución gratuita formada por 380
familias que los crían en sus hogares. Para todos ellos, los tenebriónidos son
"un antibiótico antitumoral y un antineoplásico natural". Se insiste
en que apoya, no sustituye la medicina tradicional, por tanto es
complementaria. Ahora es una terapia, porque solo puede ser considerada
tratamiento cuando es administrada y supervisada por un médico. Como en todos
los casos de este tipo, hay testimonios de lo positivo de su consumo, incluso
de pacientes en grado terminal en sus enfermedades, pero otros alegan no tener
ningún efecto favorable a pesar de llevar tiempo. A parte del resultado
obtenido, lo importante es que cuando llegue a una casa y le pregunten ¿usted
toma el gorgojo de maní?, sea afirmativo o negativo sepan sobre el tema de la
conversación.
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