Columnas

Friday, August 18, 2017

Caos a la derecha



#AméricaEsNuestra
Rodobaldo Martínez Pérez -
rodo@enet.cu-
Definitivamente, gracias a las fuerzas de la Derecha, la América nuestra pasa por un proceso cercano a la fragmentación. La fórmula política de “divide y vencerás” se está imponiendo.Lo que ocurre en Venezuela, donde existe una batalla sin tregua entre chavista y opositores, con una evidente injerencia del imperialismo yanqui, a través de la dislocada pronunciación de Trump y el lacayismo de algunos gobiernos de la región y en la Argentina de Macri, con su alta cuota de insatisfacción popular, son dos ejemplos certeros de desunión.

Pasó en Brasil, con la destitución de Dilma, por golpe parlamentario y, las acusaciones infundamentadas de corrupción, a Lula más un Ecuador bastante incidido con la postura antirrevolucionaria de Lenín Moreno en contra de Rafael Correa.

Hay todas las condiciones favorecedoras, para destruir los procesos progresistas y volvernos a convertir en el patio trasero de Estados Unidos. El Norte alimenta su estrategia, para imponer su hegemonía mediante el poder y la ayuda de algunos países como Colombia, México, Chile, Argentina y Brasil.

La actual situación vivida por Latinoamérica era lo que no quería Martí, cómo estamos nunca podremos ser contén, para el vecino poderoso y sí víctima de sus mezquinos intereses. Lo más triste son quienes no solo le hacen frente, sino se suman y le hacen más fácil su camino depredador.

Resulta inconcebible aquellos que apoyan una intervención militar a Venezuela, no tienen en cuenta los inocentes que morirán, la destrucción y los efectos de una guerra sangrienta, para una zona declarada de paz en la II Cumbre de la CELAC, en Cuba el 29 de enero del 2014.

A Martí hay que recurrir, porque en él se encuentran muchas respuestas en las actuales circunstancias, en la cual su concepción de “salvarnos” del hegemonismo yanqui está su idea de unión. En esa marcha unida está la única alternativa planteada.
#AméricaEsNuestra
     Martí, un e convencido que, ante un vecino formidable que nos desconoce y desdeña, un águila temible, un goloso e impaciente, como llamó al imperialismo yanqui, no puede haber vacilaciones ni falta de determinaciones enérgicas.
    En la postura de los países está el triunfo. Es la hora de ver “quienes defienden con energía y mesura la independencia de América, donde está el equilibrio del mundo; o si hay naciones capaces, por el miedo o el deslumbramiento, o el hábito de servidumbre o el interés de consentir, sobre el continente ocupado por dos pueblos de naturaleza y objetos distintos, en mermar con su deserción las fuerzas indispensables, y ya pocas, conque podrá contenerse la tentativa de predominio.”
       

Su primera proclama antiimperialista, como le llamaron, sería el llamado urgente a la América para declarar su segunda independencia, consciente que jamás hubo asunto que requiriera más sensatez y obligara a mayor vigilancia.

A más de un siglo de aquellos hechos, la situación internacional se agrava. Los Estados Unidos devinieron una inmensa potencia mundial, con incontrolables anhelos de dominación del universo, sin más freno que lo que serán capaces de ponerle los pueblos si no quieren ser engullidos.

Los movimientos progresistas en el Continente son una necesaria respuesta de contén a la avalancha norteña, que como no pudo imponer su ALCA, ahora, apoya a la Derecha y trata de derrumbar los triunfos de la Izquierda con su descomunal poder mediático. Está confundiendo a los pueblos, con un discurso ambiguo.

Martí es hoy una lectura indispensable para entender las raíces imperiales y la manera de “salvación” para el continente.

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