Columnas

Saturday, June 24, 2017

Trumponadas fracasadas



Rodobaldo Martínez Pérez
rodo@enet.cu
Al estilo del cambio climático, cuando Trump lo califica de “invento chino”, su reciente retórica sobre Cuba da para sacar otras “frases célebres” del mandatario inédito en la historia de Estados Unidos, en cuanto a  sus palabrerías insólitas.
El nuevo jefe de la Casa Blanca lo mismo ofende a  mujeres,  negros, gays,   discapacitados, musulmanes o latinos; condena la emigración a su país, a pesar que su familia no es pura de sangre azul; es partidario de construir un muro en México, para evitar la entrada de ilegales; retira a su nación del Acuerdo de París o  pone en vilo al planeta con  sus buques de guerra cerca de la península coreana.
Pero, las llamadas Trumponadas, son toda una  lección de vocablos extravagantes y el show de Miami, donde habla sobre las relaciones norteamericanas con la Isla, mejoradas en la Administración de Barak Obama, no son excepciones.   
Aparte de las bravuconadas y su discurso sin ápice de diplomacia,  digno de un neófito en materia de política, nos hizo recordar una oratoria bastante pretérita. Lo vimos vestido de cowboy en medio del Oeste y rodeado de pistoleros.

Trump dijo, sencillamente, lo que el auditorio quiso oír, habló en su mismo lenguaje, aunque, para ello, tuviera que “acomodar” sus declaraciones a la altura de sus decadentes oyentes y su vieja política. Fue una retroacción de muchos años, un resurgir de la Guerra Fría, la idea yanqui que aun somos su traspatio y desconocer las casi 6 décadas de Revolución.
Como un regalo esperado a su público  y como el mago de Abre Cadabra, Trump dijo: “Fuertemente restringiremos los dólares estadounidenses que vayan a los militares y a los servicios de inteligencia… Aplicaremos la prohibición sobre el turismo, reforzaremos el bloqueo…“.
 El actual presidente USA declara improcedente lo aprobado por su antecesor y elimina todo tipo de flexibilizaciones en las relaciones, como aumentar  las restricciones de viaje para recrudecer la prohibición del turismo entre los dos territorios;  reafirma  el bloqueo; limita los  viajes con fines educativos no académicos, las actividades económicas con empresas vinculadas a las FAR y prohibie el viaje individual autodirigido.
No solo a los cubanos daña, según analistas políticos, esta decisión atenta contra la política de Trump de “Estados Unidos Primero” (America First), pues sus medidas contra Cuba perjudican también al país norteamericano.
Lo más incoherente de todo eso es que se hace para “castigar” al Gobierno revolucionario y “beneficiar “ al pueblo, como si desde 1959 los destinos de ambos no estuvieran unidos. Solo en el 2017, el Gobierno destina al gasto social el 72 por ciento del dinero y somos el país de América Latina que más aporta al PIB en educación.
Las esferas de Educación, Salud Pública y Seguridad Social  son las más beneficiadas en este año y todo el pensamiento es para el bienestar de los niños, por eso resulta hasta risible que en nombre de proteger los derechos humanos de los cubanos  agudice el bloqueo. Como para decir: “con amigos así, no necesito enemigos”.
Según Trump y los dinosauros de Miami, la población del Archipiélago aplaude esas medidas “beneficiosas” para sus vidas. Con seguridad, los padres, con hijos enfermos, alaban al sui géneris Presidente y pandilla terrorista que lo rodeaba, cuando, por ese engendro de más de 50 años,  no se permita la entrada de un medicamento que pueda salvar vidas en la Cuba irredenta.
Y qué dicen, ahora, algunos cuentapropistas relacionados con actividades de trasporte, comercio, hospedaje u otras, con los límites de estadounidenses de visita a Cuba? ¿Acaso Trump, muestra así su  bondad para desarrollar la actividad privada en la Isla? Simplemente no  Presidente? Asesórese cómo funciona el Estado del pueblo en Cuba.
Ante tan disparatada política, con la cual la mayoría de la opinión pública dentro del propio EE.UU no está de acuerdo, el gobierno revolucionario reitera: “Cualquier estrategia dirigida a cambiar el sistema político, económico y social en Cuba, ya sea la que pretenda lograrlo a través de presiones e imposiciones, o empleando métodos más sutiles, estará condenada al fracaso".
Y aclara: "El pueblo cubano disfruta de derechos y libertades fundamentales", por tanto, otra verdad sobre el Norte: "no está en condiciones de darnos lecciones".

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