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El Secretario General de Naciones Unidad Ban Ki-moon saluda al Vicepresidente primero de Cuba, Miguel Díaz Canel, en la Cumbre de Cambio Climático, en París. Foto: Loic Venance/ Pool vía AP |
Discurso de Miguel Díaz-Canel Bermúdez,
Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la XXI Conferencia
de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático, París, Francia, el 30 de noviembre de 2015.
(Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)
Señor
Presidente Francois Hollande;
Señor
Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon;
Distinguidos
Jefes de Estado y de Gobierno, delegados e invitados;
Señor
Presidente:
Permítame, ante todo, expresar las
condolencias del pueblo y gobierno de Cuba, al pueblo y gobierno de Francia por
las víctimas que ocasionaron los atroces atentados terroristas en París.
Han transcurrido 23 años desde que en la
Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, el Líder Histórico de la Revolución
Cubana, Comandante en Jefe Fidel
Castro Ruz, alertara que, y cito, “una importante especie biológica está en
riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones
naturales de vida: el hombre”. Ya
entonces adelantaba que la única solución real y justa debía venir de la
modificación de los patrones de producción y consumo surgidos de las antiguas
metrópolis coloniales, de políticas imperiales que generaron el atraso y la
pobreza para la inmensa mayoría de la humanidad, además de la promoción de un orden económico internacional
más justo y equitativo.
Ello sigue siendo hoy una condición
indispensable para estabilizar la temperatura global en el entorno de 1,5°C,
como justamente reclamamos los pequeños Estados insulares en desarrollo que
estamos en la primera línea de enfrentamiento al cambio climático global.
Cuba asiste a esta Conferencia para
abogar por un acuerdo sustentado en una aplicación más efectiva de la
Convención Marco de las Naciones Unidas. El acuerdo de París debe entrañar un firme
compromiso global para la reducción de las emisiones de gases de efecto
invernadero con base en el principio de las responsabilidades comunes pero
diferenciadas, y el establecimiento de un renovado marco de cooperación
internacional que asegure la provisión y escalamiento de los recursos y la
transferencia de tecnologías para que los países en desarrollo podamos cumplir
con las disposiciones del acuerdo.
No se pueden combatir los efectos del
cambio climático obstaculizando el desarrollo de los que más lo necesitan ni
los esfuerzos nacionales para erradicar la pobreza y el hambre en una extendida
geografía de nuestro planeta común.
Señor Presidente:
La humanidad tiene puesta sus esperanzas
en los resultados de esta Conferencia, la cual deberá conducir a un acuerdo
justo y balanceado, sin retroceder en el compromiso y liderazgo que corresponde
a los países desarrollados, que deben asumir con determinación y
proporcionalidad su responsabilidad histórica.
Si hace 23 años ya era casi tarde para
hacer lo que debíamos haber hecho hacía
mucho tiempo, hoy resulta inmoral continuar postergando una acción
internacional fortalecida para enfrentar los efectos del cambio climático
global. Nosotros, los países en
desarrollo, con el apoyo requerido, haremos lo que nos corresponde en esta
lucha, que es también nuestra.
Muchas gracias (Aplausos).
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