Por M. H. Lagarde
Casualmente y mientras algunos en
la Isla anuncian nuevos proyectos de un presunto periodismo no oficialista, el
gobierno de EE.UU. declara públicamente que seguirá apoyando a sus “periodistas
independientes”.
De acuerdo con un despacho de la agencia EFE: "Estados Unidos
mantendrá sus programas de apoyo firme a los “periodistas
independientes” en Cuba, de manera que "puedan ejercer su
derecho" a la información, indicó hoy el subsecretario
adjunto de la Oficina para Asuntos del Hemisferio Occidental de EE.UU,
Gonzalo Gallegos".
De acuerdo con un despacho de la agencia EFE: "Estados Unidos
mantendrá sus programas de apoyo firme a los “periodistas
independientes” en Cuba, de manera que "puedan ejercer su
derecho" a la información, indicó hoy el subsecretario
adjunto de la Oficina para Asuntos del Hemisferio Occidental de EE.UU,
Gonzalo Gallegos".
Llama la atención que nadie haya reparado en la paradoja que
encierra las declaraciones del señor Gallegos realizadas, vía
videoconferencia, durante la asamblea general de la Sociedad Interamericana
de Prensa (SIP) que se celebró en Charleston (Carolina del Sur,
EE.UU.)
¿Cómo se puede ser un “periodista
independiente” cuando se cuenta con el apoyo público de una
potencia que durante más de medio siglo ha intentado,
infructuosamente, todo tipo de agresiones, entre ellas la de la guerra
mediática, para doblegar a un país vecino?
El subsecretario adjunto de la Oficina para Asuntos del Hemisferio
Occidental, para quien el "cambio (en Cuba) no va a ser de la
noche a la mañana" propone, a pesar de la reanudación de
las relaciones, mantener una política que, tal como el bloqueo, ha
demostrado con creces su fracaso.
¿En qué ha consistido el “apoyo” que hasta
ahora sucesivas administraciones norteamericanas les han dado a los
presuntos periodistas independientes cubanos? Primero que todo en los
cientos de millones de dólares que les ha hecho llegar ya sea a
través de entidades gubernamentales como la NED o la USAID, la
entrega de descabellados premios o usando como tapaderas a
"inocentes" ONG de terceros países, fundamentalmente de
Europa.
De igual forma, y en violación de las Convenciones de Viena, el
gobierno Estados Unidos, antes del 17 de diciembre, utilizó a su
entonces Oficina de Intereses en La Habana como centro de entrenamiento de
tales “profesionales”.
No hay que olvidar que las transmisiones ilegales de Radio y
Televisión contra Cuba todavía sirven de tribuna a estos
corresponsales del imperio, ni tampoco el uso de las nuevas
tecnologías en programas subversivos como Zunzuneo y Piramideo.
A propósito, según dijo también en su
teleconferencia Gallegos, uno de los objetivos de Obama es que el sector
empresarial estadounidense, entre otros el de las telecomunicaciones,
"pueda llegar a la isla".
Por el contrario de lo que asegura el subsecretario, para quien
Washington busca "formas eficaces" para el logro de la "meta
final" que los cubanos "puedan tener acceso a la
información", la principal función de estos agentes a
sueldo no es precisamente informar al pueblo. A ningún cubano de a
pie ningún periodista, por muy bien pagado que esté,
podrá contarle las vicisitudes de su día a día, mucho
menos cuando esa narración se hace con omisiones imperdonables como
la de la palabra bloqueo, censurada hasta el otro día del manual de
oficio de dichos informantes.
En realidad se trata de mantener una política de guerra
sicológica, difamación y calumnias que permitan justificar
-en el momento oportuno-, ante la opinión pública
internacional, medidas económicas de castigo o propiciar, como
ocurrió recientemente en Libia y continúa sucediendo en
Siria, la intervención militar.
Resulta realmente grotesco proclamar la autonomía de un
periodismo al que el imperio financia impúdicamente. No es secreto
para nadie que en materia de propaganda quien paga manda. Todavía,
que se sepa, ninguna ONG de "buena fe" europea se ha dignado a
gastar un solo centavo en subvertir el actual orden desinformativo en el
que se admite, descaradamente, que la palabra independiente pueda ser
sinónimo de mercenario.
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