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Logotipo del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba. |
Rodobaldo Martínez Pérez
rodo@enet.cu
Uno de los aspectos más positivos de las Asambleas
del Partido en los municipio, que aquí en la provincia ya realizaron Gibara,
“Calixto García”, Sagua de Tánamo y Moa es concentrar los debates en los
problemas de esos territorios, son reuniones que se parecen a sus lugares.
Sería ilógico que Moa no incluyera el Níquel, “Urbano Noris” la caña y Banes el Turístico
y esa es la característica que guía los debates hasta ahora en los municipios.
El viernes próximo será la de Frank País y luego Antilla y Banes.
Este proceso, previsto hasta finales de
octubre y previo al VII Congreso del PCC, programado para abril del 2016, funciona
como un alto en el camino para aquilatar la marcha en cada sitio. Con las particularidades de cada espacio hay que
desmenuzar los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la
Revolución, y los Objetivos de la Primera Conferencia del Partido.
Los problemas analizados deben antecederse con los
porqués, para saber los avances, los estancados, rezagados y con una
inteligente estrategia definir acciones.
No se concibe ponerse a examinar irregularidades
y llegar a la salomónica solución que es necesario eliminarlas y no se
proponga, al menos, cómo hacerlo.
Es
precisó llegar a las raíces de los problemas, por qué en anteriores escenarios
a estos se plantearon como lograr más alimentos, mejorar los servicios,
eliminar las indisciplinas y los resultados están lejos de los que necesitan el
país.
Proyectar algo y no despejar los caminos, para actuar,
es gastar tiempo inútilmente. En Gibara chequearon la contratación de los
productos agropecuarios; la atención primaria de salud y el funcionamiento de
los consultorios médicos; así como el ordenamiento territorial y urbanístico,
problemas que afectan la Villa Blanca y requieren mejorarse con ayuda del
pueblo.
Tanto Gibara, “Calixto García” como Sagua de Tánamo son eminentemente
agrícolas, por lo cual el uso de las tierras es imprescindible, así como la
función partidista en ese renglón. Ponerse a repartir culpas a la hora de medir
las dificultades no es correcto, eso atrasa una cuestión necesitada de acción
urgente no de discursos teóricos inoperantes.
Aprovechar esos escenarios, para acordar un plan remediar
que dé al traste con las insuficiencias, frenos del desarrollo, es inteligente.
La responsabilidad partidista no termina en detectar y debatir problemas, sino
en buscar la fórmula para eliminarlos.
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