Cuenta con
la experiencia y el prestigio de haber dirigido el Partido en la provincia Las
Tunas. Le gusta conversar con las mujeres y se reúne con ellas en una cuadra,
un batey o un centro de investigaciones. Ha convertido el recibidor de la
antigua casona de El Vedado, donde está la sede nacional de la Federación de
Mujeres Cubanas, en espacio para intercambiar con artistas, deportistas,
ministras y cubanas de los más diversos sectores. La pasión por Cuba se adueña
de su voz cuando representa a la organización en eventos internacionales.
. En este cumpleaños 55 de la Federación de Mujeres Cubanas, se impone un diálogo con Teresa Amarelle Boué, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y del Consejo de Estado y secretaria general de la FMC desde hace poco más de dos años.
. En este cumpleaños 55 de la Federación de Mujeres Cubanas, se impone un diálogo con Teresa Amarelle Boué, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y del Consejo de Estado y secretaria general de la FMC desde hace poco más de dos años.
Más de medio
siglo después de constituida la FMC, el 23 de agosto de 1960, hay quienes
opinan que todo ya está logrado y no es necesaria su existencia; otras personas
afirman que la organización no ha cumplido con las expectativas; en cambio, un
grupo importante de federadas, académicas y pueblo en general señalan que la
organización mantiene plena vigencia, pero debe asumir el reto de
estos tiempos. ¿Cuál es su criterio al respecto?
«Hemos
avanzado en la consecución de la igualdad. Es una afirmación en la que no cabe
ninguna duda, sin embargo, pensar que 56 años de Revolución y 55 de creada
nuestra organización son suficientes para borrar totalmente los patrones e
influencia de una cultura milenaria patriarcal, es un error. En la
subjetividad de las personas se manifiestan concepciones discriminatorias en
todos los sentidos que requieren acciones que van desde las políticas públicas
hasta la atención personalizada. De ahí la vigencia que mantiene la FMC.
«Por otra
parte, los retos que significan las nuevas condiciones económicas y sociales
del país demandan la existencia de una poderosa organización de masas capaz de
involucrar a las mujeres en todas las transformaciones en condiciones de
igualdad.
«Su
condición de mecanismo nacional para el empoderamiento de las mujeres y el
logro de la igualdad de oportunidades hacen también de nuestra organización un factor
importante para el desarrollo del socialismo próspero y sostenible que estamos
construyendo.
«La
Federación de Mujeres Cubanas no solo ha cumplido las expectativas para la que
fue creada, sino que el propio desarrollo alcanzado por las mujeres ha impuesto
nuevos desafíos que se enfrentan con la impronta de estos tiempos. Nadie puede
asumir que la FMC de hoy tiene que actuar como hace 55 años, cuando las mujeres
éramos mayoría entre los analfabetos que tenía el país y gran parte de las que
laboraban lo hacían como trabajadoras domésticas.
«Se impone
continuar trabajando con las mujeres en la sensibilización sobre temas que
abordan asuntos relacionados con el desempeño adecuado de la familia como pilar
fundamental de la sociedad que queremos, con sus derechos, la salud, la
educación, la formación de valores, la lucha contra la violencia hacia las
mujeres y las niñas y la violencia que, en sentido general, se aprecia en la
actuación de algunas personas y que se reproduce en materiales audiovisuales, a
los que estamos expuestos en la cotidianidad y requieren un enfrentamiento
enérgico por todas y todos.
«Hoy,
además, debemos garantizar que en las condiciones actuales no se produzcan
retrocesos en lo logrado y que continuemos avanzando de manera progresiva».
El proceso
aniversario55 ha trascendido las meras reuniones formales para proyectarse como
nuevo estilo de trabajo. ¿Cuáles son, en su opinión, los principales
resultados?
«No queremos
que se asocie el funcionamiento de nuestra organización solo con la realización
de reuniones. Tal pareciera que, si no convocamos reuniones en la delegación,
no funcionamos, y se desconocen muchas de las acciones que realizamos en la
comunidad y que requieren más el trabajo individualizado con personas o con
familias, por ejemplo, cuando identificamos a una muchacha con riesgo de
prostituirse y nos acercamos, conversamos, tratamos de persuadirla y la
orientamos sobre las oportunidades que tiene desde el empleo, el estudio, en
las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia (COMF).
«De
conjunto con el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social son muchas las
acciones que realizamos para que no quede ninguna mujer desempleada, atendemos
también a las trabajadoras por cuenta propia y a quienes se han incorporado a
la modalidad de cooperativas no agropecuarias. Es tradicional nuestra
vinculación con las campesinas y las mujeres rurales en general.
«La
prevención social, que siempre ha sido la esencia de nuestro quehacer, en los
momentos actuales se ha hecho imprescindible. Contamos con equipos
multidisciplinarios de procedimiento de familia que, junto con el Tribunal
Supremo Popular, trabajamos de manera diferenciada conflictos que ocurren al
interior del hogar.
«Las
alianzas con la Fiscalía General, los ministerios de Educación, Educación
Superior, Justicia, Salud y con algunos de los grupos de la Comisión de
Implementación de los lineamientos son cada vez más necesarias.
«Las
reuniones hacen falta, pero sobre todo para orientar, y estamos potenciando más
la realización de talleres sobre diferentes temas que tienen que ver con la
igualdad de género, la protección de los derechos de las mujeres y otros según
sus intereses. Insistimos en que nuestras dirigentes sean capaces de darse
cuenta de qué es lo que hace falta hacer para que las mujeres se sientan
identificadas con la organización, aunque para ello necesitan orientaciones,
también hace falta iniciativa y creatividad de quienes conviven en cada
comunidad y la conocen bien.
«Si bien
estos propósitos todavía no se materializan en todas las organizaciones de
base, este proceso ha contribuido a su implementación.
«La
manera de atender las organizaciones de base ha cambiado, no se trata de
cuántas son, sino de cuántas necesitan atención y, a la vez, potenciamos
el papel del activismo, tenemos más de cuatrocientas mil en el país, pueden ser
mujeres y hombres, y estamos pensando, a partir del propio debate que se está
produciendo en el proceso de fortalecimiento por el 55 aniversario, incorporar
algunas tareas a las que ya tenemos ahora. Contamos con trabajadoras sociales,
brigadistas sanitarias, de crecimiento, las y los colaboradores de las COMF y
otros, pero el propio envejecimiento poblacional, la cantidad de personas de la
tercera edad que viven solas impone que pensemos qué más podemos hacer, desde
el voluntariado, para su atención en la comunidad.
«Las propias
Casas han adecuado su trabajo al contexto actual y ya existen más de 40
programas de adiestramiento, no es solo corte y costura, se incluyen temas como
las TICs, idiomas y otros. Se imparten según las necesidades de los territorios
y esta manera de funcionar la aplicamos en todo lo que hacemos. Queremos que
cada delegación y bloque funcionen como más les interese a las mujeres
que la integran, se discutan los temas que ellas proponen».
La presencia
de mujeres jóvenes en los secretariados forma parte de la continuidad y
renovación de la organización. ¿Cómo valora usted esta presencia?
«Es un
proceso positivo de renovación y fortalecimiento, que va mucho más allá del
tránsito, sobre todo a nivel de las comunidades de la conducción de la
organización a las nuevas generaciones. Hoy, en muchos secretariados de las
delegaciones y bloques dirigen compañeras de mucha experiencia y muchachas de
diferentes edades. El 36,2 % son muchachas. De igual forma ocurre con los
cuadros; ya contamos con un 43 % de jóvenes y queremos promoverlo aún más para
aprovechar toda la riqueza de la convivencia de experiencia y juventud en el
perfeccionamiento de nuestra organización.
«Pero
también representa esta articulación con la continuidad de los objetivos para
los que fue creada la FMC: la defensa de la Revolución y la igualdad de
los derechos de la mujer. Con métodos de convocatoria que atraigan a las
mujeres jóvenes que asumen como ‘natural’ todos los derechos de que gozan hoy y
que son el resultado de la labor de la FMC».
Ya la FMC
había comenzado a labrar su histórica trayectoria cuando
usted nació. ¿Qué representa para usted estar al frente de una organización en
la que están integradas el 90 % de las mujeres a partir de los 14 años de edad?
«Sin dudas,
un gran compromiso. Precisamente una de las fortalezas de la organización es su
membresía, con una composición heterogénea, sin discriminación de ningún tipo,
organizada en todas las regiones del país. Ello impone la necesidad de un
intercambio permanente para nunca apartarnos de sus intereses. Estar
constantemente dialogando, escuchando propuestas, para que la frescura y la
creatividad de la organización no se pierdan nunca. Y considero que
lo más hermoso que tiene la organización es el vínculo permanente con las
mujeres. De ellas se aprende todos los días, es un reto que implica
sacrificios, estudio constante del pensamiento y la vida de la compañera Vilma
Espín, que siempre será paradigma para las cubanas y las mujeres del mundo que
luchan por la justicia social. Por suerte, de niña siempre me inculcaron
el amor a la Patria, recuerdo a mi madre laborando en las movilizaciones, y mi
padre es un revolucionario incansable que ha sido muy exigente conmigo.
«Nunca
olvidaré a las dirigentes de la FMC del municipio donde he vivido siempre,
Amancio, en Las Tunas. Todas ejercieron una gran influencia en mí, incluso
aquellas que eran compañeras de mi misma edad y que les correspondió primero
que a mí asumir esta tarea. Puedo asegurarte que de todas aprendí. Es algo que
ha tenido la Federación de Mujeres Cubanas: valiosas compañeras que han
desarrollado el trabajo con mucha responsabilidad y compromiso».
¿Cómo es la
Cuba que sueña para sus nietos José Carlos y Karla?
«Quiero la
Cuba que siempre enarbolará los principios de justicia social que hasta hoy ha
defendido. Una sociedad que se identifique por su cultura de igualdad, donde se
continúen promoviendo los valores humanos y donde el egoísmo y el
individualismo no tengan cabida.
«Una
Cuba que se perfeccione constantemente por su propia gente, con dignidad, con
respeto. Una Cuba que sea consecuente con el legado de su dirección histórica y
que sus cualidades sigan siendo inspiración para cada generación que continúe
y, sobre todo, que esos valores sobresalgan en la manera de actuar de sus
conciudadanos».
No comments:
Post a Comment