#Holguín #NuesttrasRazones |
La unión de los viejos combatientes con los nuevos
fue una de las hazañas logradas por José Martí en la organización de su
revolución. Esta constituye una de las
ideas de su vasto ideario de crucial
importancia en nuestro actual proceso, precisa la periodista y estudiosa Martiana Hilda Pupo Salazar.
Unir todas las fuerzas independentistas en el mismo
objetivo libertario llevó a Martí muchos años de esfuerzos y cuando lo creyó
oportuno, porque a las condiciones objetivas se sumaban las subjetivas, pensó
en quienes iban a dirigir su proyecto.
Por supuesto, meditó en los que le otorgarían
experiencia a la lucha y conducirían mejor el Ejército, por ese escribe al
General Máximo Gómez y a Antonio Maceo en julio de 1892, porque fueron hombres
líderes en la contienda de 1868.
Así le expresa a Gómez
“Porque Vd. sabe, General, que mover un país, por pequeño que sea, es
obra de gigantes. Y quien no se sienta gigante de amor, o de valor, o de
pensamiento, o de paciencia, no debe emprenderla “. De tamaña estatura consideraba
al Generalísimo, y le propone ponerse al frente del destacamento militar como General en Jefe.
Lo pone al tanto de toda la obra emprendida, además, “para pedirle
su cuerdo consejo, y para saber si en la obra de aprovechamiento y dirección de
las fuerzas nuevas que en Cuba surgen ahora sin el apoyo de las cuales es
imposible una revolución fructífera”.
En su pedido Martí le pregunta a Gómez “¿Como puede
ser que Vd. que está hecho a hacerlo, no venga con toda su valía a esta nueva
obra?”.
Y a Maceo, también le dice:
“Ni comprendería yo que se tratase de hacer, obra alguna seria en las cosas de Cuba, en
que no figurase Vd. de la especial y prominente manera a que le dan derecho sus
merecimientos”.
Por desavenencias en métodos
el plan no fructifica y Martí se retira. Tres años después emprende de nuevo
los trabajos y vuelve a pensar el Gómez: “Con la fe de la honradez y la fuerza
del patriotismo nos dirigimos a Vd. por encargo de los cubanos de New York
excitados y acompañados por los de Cayo Hueso y Filadelfia, para tomar su
parecer, y exponerle el de los cubanos de esta ciudad, sobre el modo más rápido
y certero de organizar por fin, dentro y fuera de Cuba, con la cordialidad
digna de las grandes causas”.
Y entre los objetivos para la
nueva contienda estuvo: “Unir, con un plan digno de la atención y respeto de
los cubanos, el espíritu del país”. La revolución martiana se hizo con los combatientes del
68 y sus llamados “pinos nuevos”.
Cuando en 1953, Fidel y sus hombres decidieron
asaltar el Moncada y comenzar de nuevo la insurrección no tuvieron un importante antecedente patriótico al cual acudir, como en época martiana, por no estar vivos ya batalladores radicales del pensamiento
revolucionario en la primera mitad del siglo XX
de la estirpe de Mella, Villena…
Durante medio siglo
prevalecieron las manadas corruptas que desangraron al país y con esas no podía
contarse, por tanto carecían de referentes directos, por
eso jóvenes en su mayoría fueron los
iniciadores de la acción. Ya han pasado más de 50 años del Triunfo del Primero
de Enero, los noveles se curtieron en las batallas y en Cuba conviven, hoy,
varias generaciones. La histórica le está dando paso a los jóvenes.
Como diría Raúl: “Hoy
más del 70 por ciento de los cubanos nació después del triunfo de la Revolución.
Podría decirse que convivimos en suelo patrio varias generaciones, cada una de
ellas con historia y méritos propios, en correspondencia con el momento que les
tocó vivir.
“La Generación Histórica va cediendo su lugar a los “pinos nuevos” con tranquilidad y serena confianza, está en marcha el proceso de transferencia paulatina y ordenada a las nuevas generaciones de las principales responsabilidades de dirección en la nación”.
Para asegurar el éxito en este empeño jamás podrá descuidarse la importancia estratégica que tiene, como predijo Martí y nos enseñó Fidel, a preservar la unidad de todos los cubanos dignos por encima de todo. Unidad es la palabra clave.
“La Generación Histórica va cediendo su lugar a los “pinos nuevos” con tranquilidad y serena confianza, está en marcha el proceso de transferencia paulatina y ordenada a las nuevas generaciones de las principales responsabilidades de dirección en la nación”.
Para asegurar el éxito en este empeño jamás podrá descuidarse la importancia estratégica que tiene, como predijo Martí y nos enseñó Fidel, a preservar la unidad de todos los cubanos dignos por encima de todo. Unidad es la palabra clave.
No comments:
Post a Comment