Rodobaldo Martínez Pérez
rodo@enet.cu
Si hay una palabra clave en la definición del futuro
de Cuba, con todos los cambios que suceden, esa es: INTELIGENCIA.
La agudeza nunca debe faltar, para apreciar con
claridad la trascendencia de los hechos, como, tampoco, es permisible la ingenuidad a la hora de
argumentar los diversos porqués de la
realidad actual, y el X Congreso de la UJC es una oportunidad para que las
nuevas generaciones reflexionen sobre qué necesitamos hoy en este Archipiélago,
con tanto matices y colores.
El país requiere modificaciones y atemperarse a las
condiciones actuales, de eso son partidarios hasta los más conservadores, pero
pretender el acometimiento de transformaciones sin medir consecuencias, puede
generar crasos errores y las más peligrosas de las equivocaciones: causar
reversibles daños con peligrosas marchas atrás, para poder rectificar.
No admite dudas que todo cuánto hagamos es para perfeccionar el socialismo
prospero y sustentable y sus conquistas en un mundo patas para arriba, donde el
egoísmo, la falta de sensibilidad y el pisotear a los otros en busca de
ganancia andan al galope, entonces, afianzar tales inmoralidades en nuestra
sociedad es retroceder y abrirle una
hendija al capitalismo salvaje, donde los hombres tiene muy bajos precios.
Vivimos en una época compleja, porque aparte de
hacerlo en un país subdesarrollado, inmerso en una crisis mundial, sometido a
un férreo bloqueo (si, bloqueo, porque aún cuando algunos dicen que es un
pretexto cubano para encubrir sus ineficiencias, lo cierto es que tratan de
asfixiarnos económica, financiera y extraterritorialmente), pero tenemos el
privilegio de existir en una tierra donde
nos enseñaron a ser personas libres y
dueños de la patria hace 57 años.
Aprendimos de humanismo, de respeto al semejante, de
dignidad y la elemental fórmula de que
donde exista capataz y obrero, patrones y trabajadores, amo y subalterno o mayoral y esclavo; el derecho de igualdad esmascara
la conocida explotación del hombre por el hombre.
Estamos en la etapa crucial de cambio generacional y
como en los jóvenes cimienta la llamada continuidad, para ello es el pedido que
cuiden su Revolución y sepan abrigar las conquistas alcanzadas.
Las discrepancias entre el capitalismo y el
socialismo, esencialmente, es una: en el primero la ganancia gana, en el
segundo el humanismo triunfa.
La idea de la
prolongación del Sistema no puede verse ajena al discurso del Máximo Líder el
17 de noviembre del 2005, en la Universidad de la Habana cuando manifestó la reversibilidad del
socialismo en Cuba y la posibilidad de la derrota de la Revolución por errores
propios de la construcción revolucionaria, sencillamente, porque no puede
hablarse de continuidad de la Obra si omitimos la responsabilidad de las nuevas
generaciones.
En ese discurso, Fidel llamó la atención a los
jóvenes cubanos, sobre su alta misión histórica en la protección y salvaguarda
de la Revolución. El asunto deriva difícil
por la cantidad de factores externos e internos que influyen y la posibilidad
de equivocar pensamientos.
No sería bueno que las nuevas generaciones cometan
el desliz de atribuir las dificultades y carencias actuales al socialismo, porque
ello puede significar su consideración de que el capitalismo es el mejor
invento, entonces, lo idealizamos y lo ponemos como sinónimo de prosperidad.
¿Si, prosperidad a costa de qué y de quien?
Fallaríamos mucho si empezáramos a ensalzar ese
Sistema y tratáramos de encontrar soluciones a los complejos problemas actuales
sobre la base de él. Nada de lo ideado frontera adentro deja de tener repercusión
frontera afuera y no todo lo que funciona en otras partes tiene porque hacerlo
en este país.
Las
respuestas en esas sociedades son radicales y alejadas de cualquier sentimiento
humanitario: la búsqueda de rentabilidad de una empresa equivale a dejar sin
empleo a miles de trabajadores; si no hay dinero para pagar la mensualidad de
la vivienda, viene el desalojo... Allí todas las palabras relacionadas con
solidaridad y apoyo no existen, porque esa desaforada carrera de engrosar los
caudales alimenta el individualismo y la idea de llenarnos los bolsillos,
aunque para ello tengamos que poner en el piso a los demás.
Si, nuestros jóvenes viven una época marcada por el
cambio generacional, por eso su posición es fundamental. Quienes apuestan por destruir el proceso revolucionario miran a la juventud con
esperanza, ella es el blanco de ataque en el intento de socavar cualquier fortaleza.
Hemos mantenido la soberanía por la unidad en
defensa de los derechos y no haber cedido en uno solo de los principios, porque
de hacerlo estaríamos “negociando” la propia soberanía de la Patria y echando
en el basurero de la historia el sacrificio y la sangre de los hijos e hijas
para conquistarla.
Cada paso dado requiere talento, para saber diferenciar la naturaleza salvaje del
capitalismo de las vitrinas exhibidas. “Todo lo que brilla no es oro”.
Companero periodista Rodobaldo Martinez Perez:
ReplyDeletePocas veces en tan poco relativamente espacio uno encuentra tantas verdades llamadas por su nombre como en su Articulo que aparece en la edicion del semanario Ahora! de hoy 4 de Abril del 2015 fecha emblematica por varias razones y por un acontecimiento diriamos esencial para la continuidad de la Revolucion, la fundacion hace 53 anos de la Union de Jovenes Comunistas la organizacion que aglutina al relevo inmediato de las presentes generaciones de revolucionarios cubano, Ud dice y dice bien acerca de lo que planteo el companero Fidel el 17 de Noviembre de 2005 en la Universidad de La Habana sobre la posible reversibilidad del proyecto Socialista cubano. El combate se decide ahi en la formacion o deformacion de las nuevas generaciones, nosotros desde nuestro terruno estamos dispuestos humildemente a como simples soldados del deber Patrio sacrificar nuestros anos de mayor lucidez a la correcta instruccion y educacion de la masa de cubanos que en un futuro no muy lejano tomaran las riendas de nuestra ahora y por siempre Revolucion Socialista.
Saludos Revolucionarios a Ud y su esposa Hilda,
Ing. Julio Leyva Fdez.