Columnas

Thursday, November 27, 2014

Recuerdan en #Holguín fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina








#Holguín Estudiantes de Médicina


Cuando se muere en brazos de la patria agradecida


 Con este título la colega  Lydia Esther Ochoa /  de la emisora provincial Radio Angulo, recordó el fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina  el 27 de noviembre de 1871, acusados injustamente de profanar la tumba de Don Gonzalo de Castañón, director del periódico “La Voz de Cuba” y considerado un mártir del integrismo y un ídolo de los voluntarios españoles.
¡Cadáveres amados los que un día/ Ensueños fuisteis de la patria mía, / Arrojad, arrojad sobre mi frente/ Polvo de vuestros huesos carcomidos! / Son los primeros versos de la poesía "A mis hermanos muertos", escrita por José Martí un año después del fusilamiento el 27 de noviembre de 1871 de los ocho estudiantes de Medicina, otro un crimen atroz de España en Cuba.
Aquel día las autoridades de la metrópolis española sin ningún pudor trazaron el destino de Alonso Álvarez de la Campa, Anacleto Bermúdez, Ángel Laborde, José de Marcos Medina, Pascual Rodríguez, Eladio González, Carlos de la Torres y Carlos Verdugo por ser estudiantes y más que nada por ser cubanos. Hacía tres años que había estallado la Guerra de Independencia Nacional.
Los jóvenes habían sido acusados por el celador del antiguo cementerio de Espada de haber profanado la tumba del periodista español Don Gonzalo Castañón, quien ese había dedicado a difamar en sus artículos a las mujeres cubanas y fue retado a duelo por Mateo Orozco que salió en defensa del honor de sus compatriotas, y el peninsular murió en el lance.
Conmovedores son los versos de la poesía de Martí dedicada a los ocho estudiantes de Medicina:"¡Campa! ¡Bermúdez! ¡Álvarez!. Son ellos, /Pálido el rostro, plácido el semblante; / ¡Horadadas las mismas vestiduras /Por los feroces dientes de la hiena! /
Los estudiantes detenidos fueron llevados a juicio y el tribunal sentenció a muchos de ellos a diferentes años de cárcel, entre ellos a Fermín Valdés Domínguez, el amigo de José Martí. Pero esto no bastó a los integrantes del cuerpo de voluntarios, que pedían la muerte de los jóvenes cubanos, y gritaban a voz en cuello ¡Muerte a los traidores!".

En una encomiable defensa, el capital español Federico Cavdevila sin temor a los voluntarios enardecidos proclamó la inocencia de los estudiantes, y dijo que en el supuesto de que hubieran profanado la tumba de Castañón, la sentencia no podía ser la pena de muerte.
Cuando se muere/ En brazos de la patria agradecida, / La muerte acaba, la prisión se rompe;/ ¡Empieza, al fin, con el morir, la vida!". El juicio terminó con la condena a muerte por fusilamiento de ocho estudiantes y diferentes penas de cárcel para el resto de los acusados.
Después de salir de su confinamiento, Valdés Domínguez pudo demostrar que las rayas que aparecían en la tumba del periodista español estaban allí mucho antes de 1871, año en que fueron acusados los estuantes, según declaraciones que obtuvo del propio hijo de Don Gonzalo Castañón.
"¡Un mármol les negué que los cubriera, / Y un mundo tienen ya por sepultura!/ ¡Oh, más que un mundo, más! Cuando la gloria / A esta estrecha mansión nos arrebata, / El espíritu crece, /El cielo se abre, el mundo se dilata / Y en medio de los mundos se amanece." Son otros los versos de la poesía "A mis hermanos muertos", de José Martí, que también enalteció la memoria de los jóvenes en artículos publicados en el extranjero.
No sería la única vez que jóvenes cubanos serían condenados injustamente. Cambiarían de nombre la metrópolis por imperialismo y los voluntarios por mercenarios, el año, el siglo y el lugar, pero la esencia sería la misma, el odio y la impotencia, como ocurrió con los Cinco Héroes René González, Fernando González, Gerardo Hernández, Antonio Guerrero y Ramón Labañino, estos tres últimos prisioneros aun en cárceles de Estados Unidos.

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