Rodobaldo Martínez Pérez

El dirigente histórico dijo: “Hoy, la gran mayoría
de los cubanos solo conoce estos datos por referencias y no por vivencias
propias; pues nacieron después del Triunfo de la Revolución, cuando la realidad
ya era otra. Por eso, no está de más recordarlos, pues los imperialistas, en
sus trasnochados intentos de restauración capitalista y subversión ideológica, se
empeñan en falsificar la realidad, dibujar unos supuestamente idílicos años
cincuenta y convertir a un tirano despreciable en un prócer respetable.

El 26 de julio de 1953 la mayoría de los compañeros
que nos agrupamos en las células clandestinas, precisó, observando las medidas de seguridad y
compartimentación indicadas por Fidel y Abel en el local del Partido Ortodoxo
en Prado 109, apenas rebasábamos los 20 años. Éramos jóvenes que soñábamos con
transformar la triste realidad imperante en la Cuba de aquel entonces.
La República de entonces no tenía nada que ver con
la soñada por aquellos jóvenes de 1868 y 1895 representados en dos cimeras figuras Maceo y Martí.
Durante décadas, el verdadero poder había estado en la embajada yanqui, para mancillar
tanta sangre derramada por los mejores hijos e hijas de la Patria para
conquistar la verdadera independencia que llegó el Primero de Enero de 1959.
Recordó el joven asaltante de la posta tres del
cuartel Moncada: Los jóvenes de la Generación del Centenario, aunados por la
prédica y la decisión de lucha de Fidel Castro, no dejamos morir a Martí. Aquel
26 de julio no fue un triunfo de las armas, pero fue una victoria de la moral y
de la dignidad.
Es el Día de la Rebeldía Nacional, subrayó, cuando los jóvenes cubanos fuimos
consecuentes con los versos vibrantes del Himno Nacional y con el ejemplo de
quien fue el autor intelectual de la acción.
Ahora el gobierno
norteamericano destinó 197 millones 270 mil para programas dirigidos a
desestabilizar el sistema político cubano entre 2001 y 2008 y, durante la administración Obama, el
Departamento de Estado entrega
anualmente 20 millones de dólares para financiar grupo hostiles al sistema
político cubano dentro y fuera de la isla, con el fin de promover la llamada
agenda para la democratización, con su mira principal en la juventud.
Por eso es muy
oportuno escuchar a Fidel cuando refiriéndose a la juventud, puntualizó: “Queremos
que tengan el máximo de conciencia de su papel, de lo que pueden hacer por su
país, de lo que pueden hacer por la Revolución, de lo que pueden hacer por su
futuro.»
En ellas está
implícita la posición asignada a esta parte de la vanguardia política de la
nación y su responsabilidad con el futuro del país a 61 años de los asaltos a
los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba y Céspedes, en Bayamo.
Estos tiempos
que corren, cuando Cuba actualiza su modelo económico y social es fundamental reflexionar
sobre la implicación de nuestros jóvenes
en los asuntos de la cotidianidad, siempre con la premisa del concepto
fidelista de Revolución de cambiar todo lo que debe ser cambiado, y lograr que prime la voluntad de transformación de lo mal hecho, muy hermanado con el sentido autocrítico y de
compromiso con el desarrollo socialista
del país.
Lo realizado hoy requiere
perfeccionarlo a todo con la moral social presente en la actual generación, acorde
a sus sentimientos, subjetividades, gustos y aspiraciones, que deben definir la
conciencia crítica de cada uno de ellos.
Se trata de abrir los
espacios al debate de sus preocupaciones, pero sin improvisaciones, con los
argumentos del por qué de cada cosa, y cuando no se tienen buscarlos, evitar
confusiones involuntarias y no ser ingenuos ante cualquier malintencionado, que
en un mundo tan complejo no dejarán de existir.
Hay argumentos
suficientes para realizar el Trabajo Político Ideológico, el legado del joven
Fidel Castro, quien organizó y dirigió las acciones de aquel 26 de Julio nos pertrecha de conocimientos, por eso es
necesario que lo utilicemos y sobre todo los jóvenes, las estudien, las
discutan, busquen en ellas las respuestas a los asuntos que hoy les puedan preocupar,
no basta con apoyarlo y convertirlo en consignas, hay que defenderlo con pasión
y compromiso, como han hecho siempre los jóvenes ante las tareas encomendadas.
Recordemos la reflexión
del Comandante en Jefe, del 14 de enero del 2008, titulada: “Regalo de Reyes”.
“A
los revolucionarios más jóvenes, especialmente, recomiendo exigencia máxima y
disciplina férrea, sin ambición de poder, autosuficiencia, ni vanaglorias.
Cuidarse de métodos y mecanismos burocráticos. No caer en simples consignas.
Ver en los procedimientos burocráticos el peor obstáculo. Usar la ciencia y la
computación sin caer en lenguaje tecnicista e ininteligible de élites
especializadas. Sed de saber, constancia, ejercicios físicos y también
mentales.
En la nueva era que vivimos, el capitalismo no sirve ni
como instrumento. Es como un árbol con raíces podridas del que sólo brotan las
peores formas de individualismo, corrupción y desigualdad. Tampoco debe
regalarse nada a los que pueden producir y no producen o producen poco.
Prémiese el mérito de los que Trabajan con sus manos o su inteligencia”.
La nueva generación de cubanos debe estar consciente
que defender la Patria, para que no
vuelva el pasado oprobioso, es el
Moncada de hoy.
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