Columnas

Wednesday, July 09, 2014

José Martí: A los niños no se les ha decir más que la verdad




                                                                 



“A los niños no se les ha decir más que la verdad, y nadie  ha decirle lo que no sepa que es como se lo está diciendo, porque luego los niños viven creyendo lo que le dijo el libro o el profesor, y trabajan y piensan como si eso fuera verdad, de modo que si era falso lo que les decían, ya les sale la vida equivocada….”

Así dijo José Martí en la Edad de Oro, se basaba en la creencia de estar bien preparado en la educación de los infantes, por lo perjudicial de transmitirles cualquier idea, tal vez, con la opinión que son niños y aceptan todo, sin pensar cuánto daño hacemos en las mentes de los pequeños si le decimos algo tergiversado, según comenta la colega Hilda PupoSalazar
 Una prueba de lo antes expuesto se ve en la vida diaria, cuando en la casa le dicen algo al menor, distinto a como se lo comunicaron en la escuela enseguida replican: “Es así, porque me lo dijo la maestra.  Ellos sienten seguridad en las palabras de los mayores, por eso tratan de imitarlo




De ahí la importancia de saberle expresar cualquier criterio, sobretodo con veracidad. Cuando los niños descubren algo incierto en un mensaje dado, pierden la confianza.

De quienes educan, ya sea padres o maestros, dependen el futuro de esa personita. La honestidad, el respeto, la honradez… se cultivan desde las primeras edades, pero se parte del ejemplo personal.

Los adultos pueden intentar infundir ciertos valores con discursos, pero si sus hechos no son consecuentes con sus palabras, el menor escuchará y aprenderá algo distinto a lo que pretendieron  enseñarle. Decía  Einstein: “Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás, es la única”.

¿Habrá alguna manera de lograr la sinceridad en los niños si le decimos mentiras? Claro que no, lo único logrado será tener adultos embusteros, esos que siempre inventan un cuento, cuando cometen una falta.

Cuando Martí refería que los niños son la esperanza del mundo, incluía su correcta formación. Una sociedad llena de mal educados le funciona todo con dificultad, no habrá disciplina, orden y mucho menos hombres íntegros y los culpables serán
quienes los formaron con patrones equivocados.

En la basta obra martiana dedicada a la infancia hay este pensamiento: “! Tiene el mundo quien tiene el poder de poner sobre los niños las primeras manos!  Esa es la razón del porqué la Revolución cubana presta tanta atención en la preparación correcta de las nuevas generaciones.

Es de  trascendental importancia prestarle especial cuidado a su educación, porque se está moldeando el futuro de la Patria y es cosa muy seria hacerlo con el esmero que otorga la garantía.


Si existe un texto que ha influido en la formación de la niñez de los cubanos durante años ese es La Edad de Oro de José Martí, una revista cuyo primer número apareció en julio de 1889, con el  principal interés de colaborar en la formación del relevo.” A nuestros niños los hemos de criar para hombres de su tiempo, y hombres de América”.

Una idea muy hermanada a otra del Maestro: “Hombre recogerá quien siembre escuelas”.

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