Columnas

Thursday, April 03, 2014

Juventud cubana: No comernos el futuro




Por Rodobaldo Martínez Pérez

“Creer en los jóvenes es ver en ellos además de entusiasmo, capacidad; además de energía, responsabilidad; además de juventud, pureza, heroísmo, carácter, voluntad, amor a la patria ¡fe en la patria!, ¡amor a la Revolución, fe en la Revolución, confianza en sí mismos!, convicción profunda de que la juventud puede, de que la juventud es capaz, convicción profunda de que sobre los hombros de la juventud se pueden depositar grandes tareas”.
Con esas palabras concluyó el General de Ejército Raúl Castro, presidente de los Consejos de Estado y de Ministro su discurso clausura del IX Congreso de la UJC, efectuado el 4 de abril del 2010, coincidiendo con el 48 aniversario de creada la organización política por el líder histórico de la Revolución Fidel Castro Ruz.
Ese día Raúl acentuaba: “Los jóvenes revolucionarios cubanos comprenden perfectamente que para preservar la Revolución y el Socialismo y continuar siendo dignos y libres tienen por delante muchos años más de lucha y sacrificios”.
Al subrayar un momento importante de la Obra del 59, relacionada con la continuidad aseveró: “La juventud cubana está llamada a tomar el relevo de la generación fundadora de la Revolución y para conducir la gran fuerza de las masas requiere de una vanguardia que convenza y movilice, a partir de la autoridad que emana del ejemplo personal, encabezada por dirigentes firmes, capaces y prestigiosos, líderes de verdad, no improvisados, que hayan pasado por la insustituible forja de la clase obrera, en cuyo seno se cultivan los valores más genuinos de un revolucionario. La vida nos ha demostrado con elocuencia el peligro de violar ese principio”.
Una de las principales líneas acentuada en ese momento, cuya vigencia actual es innegable,  estuvo relacionada  con  la centralización de nuestra primera misión, al decir: ``La batalla  económica constituye hoy más que nunca la tarea principal donde la juventud juega un papel decisivo. ``
Se ha demostrado la valía de tal precepto y como de la actualización del Modelo Económico y Social y la materialización de los Lineamientos, analizados en el VI Congreso, depende el futuro del país.
El avance está diseñado sobre la base del desarrollo de las potencialidades internas, dígase las fuerzas productivas, los recursos, el uso racional de ellos, la sustitución de las costosas inversiones, bajo una palabra clave: aumento de la productividad.
Está demostrada que de la eficacia de la gestión económica estriba la elevación de los niveles de vida de los cubanos,  y todo el trabajo está dirigido a mejorar, al máximo, los indicadores de eficiencia.
Dentro de esas trascendentales metas de garantía, la juventud tiene un importante papel y debe de estar consciente que  las realizaciones hoy influyen en un mañana más despejado.
De manera clara Fidel lo expresó en la clausura del Segundo Congreso de la UJC, el 4 de abril de 1972, cuando señaló: “Nadie aprenderá a nadar sobre la tierra, y nadie caminará sobre el mar. Al hombre lo hace su medio ambiente, al hombre lo hace su propia vida, su propia actividad.
 “Aprenderemos a respetar lo que crea el trabajo, creando. Enseñaremos a respetar esos bienes, enseñándolo a crear esos bienes”.
 El día que se ignore cuanto significa para Cuba el hecho de explorar nuevas vías en busca de un crecimiento, bajo las banderas del socialismo, habremos renunciado al sistema social y al noble empeño de pensar en el bienestar del pueblo, a partir de los esfuerzos de cada quien.
Por eso hay que luchar por una economía sólida y dinámica, donde no quepa el derroche; por una agricultura fuerte y eficiente, como pilar de la alimentación, porque sería renunciar a tener que traer de afuera lo que se puede producir aquí adentro.
Cultivar el amor al trabajo evitaría la tendencia errónea de esquivar la única fuente segura de desarrollo, ya que amparados en no sentir la necesidad de trabajar para vivir se alimentan la vagancia y los negocios ilícitos.,
Además, el pago de salarios desvinculados de los resultados productivos seguiría elevando la circulación monetaria y se deteriora la capacidad adquisitiva del pueblo.
 Como dijo Raúl: “continuar gastando por encima de los ingresos sencillamente equivale a comernos el futuro y poner en riesgo la supervivencia misma de la Revolución”.
Cada paso requiere análisis y meditación, como cuestión estratégica y como expresó Raúl no debemos apresurarnos, porque tampoco nos podemos permitir el lujo de equivocarnos.
“Debemos evitar que por apresuramiento o improvisación, tratando de solucionar un problema, causemos otro mayor. En asuntos de envergadura estratégica para la vida de toda la nación no podemos dejarnos conducir por emociones y actuar sin la integralidad requerida”, sentenció.
Se calificaron esos pasos como los  más grandes desafíos en estos 56 años, por eso el lema que presidió el Congreso: Todo por la Revolución, se tradujo en  fortalecer y consolidar la economía nacional.
Parte importante en estas palabras dirigidas a la juventud fue la referida al cambio generacional y la necesidad de tener a cuadros capaces de llevar una labor ideológica efectiva.
Al respecto se dijo: “No puede ser diálogo de sordos ni repetición mecánica de consignas; dirigentes que razonen con argumentos sólidos, sin creerse dueños absolutos de la verdad; que sepan escuchar, aunque no agrade lo que algunos digan; que valoren con mente abierta los criterios de los demás, lo que no excluye rebatir con fundamentos y energía aquellos que resulten inaceptables.
Fomentar la discusión franca y no ver en la discrepancia un problema, sino la fuente de las mejores soluciones. La unanimidad absoluta generalmente es ficticia y por tanto dañina.
La contradicción, cuando no es antagónica como es nuestro caso, es motor del desarrollo. Debemos suprimir, con toda intencionalidad, cuanto alimente la simulación y el oportunismo. Aprender a colegiar las opiniones, estimular la unidad y fortalecer la dirección colectiva, son rasgos que deben caracterizar a los futuros dirigentes de la Revolución.
Dirigentes con esa naturaleza existen en todo el país, como dijo una vez Fidel que en el pueblo hay muchos Camilo, por tanto el reto debe ser descubrirlos y las masas tienen mucha responsabilidad en ello.
Los jóvenes de hoy son testigos de los duros años del llamado Período Especial, de la agobiante escasez y de la enorme resistencia del Pueblo, con Fidel al frente de la batalla para salir adelante por nuestros propios medios y salvaguardar las principales conquistas del Socialismo Cubano, a pesar de tantas complejidades.
Así  que somos testigos excepcionales de una de las épocas más duras de los 56 años de la Revolución y estamos preparados para echar la batalla económica que necesita el país, como tarea principal y centro de la labor ideológica en la actualización de nuestro modelo.  
De ahí el  interés real que debe despertar en el joven cubano,  que ama su libertad, la paz y es orgulloso de su realidad de adentrarse en la realidad económico con toda su crudeza, conocerla, estudiarla tanto para su aporte como profesional, como para el debate y la polémica a nivel de la sociedad, como parte del aporte de la  sostenibilidad y preservación de nuestro sistema social.
Sin una economía sólida y dinámica, como explica reiteradamente el Presidente Cubano Raúl Castro,   no se avanza, pero la frase no puede quedar en consigna vacía y, desde las primeras enseñanzas en Cuba, hay que practicar la importancia de colegiar las opiniones, estimular la unidad y fortalecer la dirección colectiva, cualidades que prepararán mejores a nuestros jóvenes para asumir sus responsabilidades revolucionarias en la adultez.
Junto a la conciencia económica debe ir aparejada la ideológica, con el fortalecimiento de los mejores valores que distinguen a los jóvenes patriotas y revolucionarios, capaces de comprender el peligro real que correemos, porque el enemigo no perdonará jamás una “Revolución Socialista en sus narices”.
Ese enemigo que nos acusa de violar los derechos humanos, de falta de libertades, es el mismo, que mantiene centros de torturas como la Base Naval de Guantánamo, emplean las fuerzas policiales contra manifestantes, apaleándolos y disparándoles gases lacrimógenos y hasta balas y  maltratan a los inmigrantes, con la complicidad de la gran prensa occidental y mantiene en prisión injusta a jóvenes cubanos por luchar contra el terrorismo.
El desafío para la juventud cubana es defender su Revolución, porque el enemigo  no renuncia a sus viejas aspiraciones de dominación y solo lo haremos con más preparación ante los duros retos del futuro para preservar nuestra obra.
Al propio tiempo, se ciernen sobre la humanidad colosales desafíos y corresponde, en primer lugar, a los jóvenes enfrentarlos. Se trata de defender la supervivencia misma de la especie humana, amenazada como nunca antes por el cambio climático, que se acelera por los patrones irracionales de producción y consumo que engendra el capitalismo.
En esta lucha grandiosa contra el imperialismo, corresponde a los jóvenes estar en la primera línea de combate y demostrar la importancia de salvar un sistema social diseñado para beneficiar a las mayorías y que constantemente potencia valores humanos como la solidaridad, el respeto entre los hombres y mujeres así como su dignidad plena.

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