Rodobaldo Martínez Pérez
En la voluntad estatal de querer ordenar el trabajo
por cuenta propia y hacer corresponder lo que dice la licencia otorgada con lo
realizado verdaderamente, no cabe las ilegalidades, como manifestación de
indisciplina y desorden.
Tampoco se incluye la sentencia errónea de algunos
cuentapropistas de que “no nos dejan vivir y menos trabajar en paz”. Lo único
pedido es organización y querer ordenar de manera alguna es acoso.
Si como parte de ese ajuste en este tipo de gestión,
en septiembre pasado se precisó el
contenido de las figuras de “Modista o sastre” y el “Productor o Vendedor de
artículos varios de usos en el hogar” y el
pasado 2 de noviembre el Consejo de Ministros ratificó la ilegalidad de la
comercialización minorista de artículos importados o la reventa de los adquiridos
en la red comercial estatal se habla de un aspecto conocido.
A estas alturas no debe sorprender a nadie que se haya procedido a cumplir
con lo programado. Han pasado más de tres meses del anuncio de tales regulaciones. En el caso de Modista o Sastre dice:
confecciona, arregla y transforma ropas, realiza trabajos simples y complejos
de sastrería y costura a la medida no incluye la comercialización de ropa de fabricación industrial o
importada. Y el texto del segundo: confecciona y comercializa artículos de uso doméstico, utilitarios u ornamentales, producidos por él u otro trabajador por cuenta propia. No incluye artículos adquiridos en la red minorista o importados (efectos electrodomésticos, muebles, ropa y calzado, entre otros).
Querer la legalidad no debe ser motivo de crítica y no hacer cumplir lo establecido es abrirle las puertas a la impunidad.
En la provincia de Holguín más de 37 mil trabajadores laboran por gestión propia, en un clima de constante reorganización y, según autoridades, especialistas y los mismos cuentapropistas es necesario el accionar cohesionado de todos.
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