Columnas

Friday, June 15, 2012

Mi hoja en ¡ahora!



Rodobaldo Martínez Pérez
rodo@ahora.cu
¿Cuántos  sentimientos acumulo en estos casi 40 años, cuando sin cumplir 20 entré al departamento matriz de la  calidad de ¡ahora!: Corrección,  y me convertí en parte de un  grupo de trabajo  que  llega a su media rueda el 19 de noviembre próximo?

Fueron  tiempos  del diarismo,  con las muchas malas noches continuas  y el obligado hábito de tener que dormir durante el día;  el apoyo de los de mi casa,  para que no flaquera ante  un horario de trabajo bastante difícil de compaginar con una edad de inmadureces  apegada a los placeres nocturnos;  el  nada fácil camino de evitar errores, erratas y darle las mejores formas  al lenguaje y los aventones en bicicleta del viejo Froilán  ya en los amaneceres sin sueño, cuando concluía la edición.
Aquella primogénita época siempre estará asociada a la noche en  que me despedí de los míos en noviembre de 1975 y no pude decirle que marchaba a  la guerra de Angola. Se  interrumpió  exabrupto mi reciente carrera laboral, los comenzados estudios de periodismo  y mis 22 años supieron los malos sabores del riesgo, la distancia y el meno.
En estos años se incluyen la primera vez de la agenda y los pininos del novel periodista, la premura de escribir presionado por el cierre en  una Redacción que no había perdido sus trajines después de más de 12 horas de labor ininterrumpidas y  los días de una máquina de escribir y grabadora obsoletas.
 Más recientes fueron los 21 años al frente de un colectivo, que ya traía la responsable historia de haber nacido de Surco, periódico guerrillero del II Frente Oriental; su multiplicación editorial con los  advenimientos de Ámbito,   Serranía y la reciente procreación de la página Web o el recién nacido Ciberdiario, más el azaroso Período Especial que nos arrebató páginas, desmembró el colectivo y   otorgó la obligada  categoría de un Semanario.
 Privilegia haber vivido  con  los compañeros esos  aciagos momentos, cuando ¡ahora!   Tuvo que crecerse ante tantas dificultades, para mantenerse en el pelotón de avanzada en pro de la supervivencia de la  Obra de Enero.
Junto al Partido, siempre, hemos caminado en perpetua honra de ser su Órgano Oficial y consciente del papel de  educador de la prensa en Cuba. Lo hacemos hoy con la divulgación y para el mejor entendimiento de las directrices del VI Congreso, como lo hicimos ayer, cuando ante los reclamos de Holguín devastado por la furia del huracán Ike nos mantuvimos atrincherados durante 68 noches continuas en la Redacción, para sacar diariamente cuanta epopeya se hizo por borrarles esas huellas a la provincia.
Estar en ¡ahora!    Es, para mí, perenne responsabilidad;  fidelidad incondicional a la Revolución;   pertrecharme de conocimientos, para un mejor ejercicio;  cumplir con el deber, mejoramiento humano y predicar con el ejemplo.
Guardan sitio prominente en este recuento la entrada sin salida del galardón de Vanguardia Nacional hace 22 años, el machete del Generalísimo entregado por Raúl Castro, el Gran Premio en el VI y VIII Festivales  Nacionales de la Prensa Escrita y cuanto lauro político, cultural o sindical nos reafirman en el pelotón de avanzada del periodismo cubano. Haber acompañado a Fidel y a Raúl en sus recorridos por la provincia constituye uno de los más encumbrados premios en mi trayectoria.
Mi máxima, siempre,  será sentirme aprendiz eterno y nunca creer haber llegado a la cima, esta es una lección para no olvidar a mis alumnos de la carrera de Periodismo.
Siempre lo he dicho, ¡ahora! Es como una novena de pelotas: hay jonroneros, bateadores de toques de bolas, primeros, segundos, terceros y cuartos bates, mentor y hombres de apoyo al  equipo, cada uno desempeña un determinado papel de acuerdo con su capacidad, pero sin todos  el mecanismo no funciona y cuando llegamos a descubrir las  potencialidades de cada quien le  develamos  su verdadera riqueza.

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