#RevoluciónCubana |
Rodobaldo Martínez Pérez
rodo@enet.cu
Con el estreno, en el 2018, del año 60, la Revolución Cubana continúa como fenómeno
histórico engendrador de amor u odio, pero ante el cual nunca pueden estar indiferente.
El recuento de estas décadas de victorias incluye
momentos buenos y malos, según las circunstancias o actitudes humanas, pero el
humanismo de la Obra, liderada por Fidel, nunca
falta como su elemento más caracterizador.
Otros 365 días inician con la certeza de que los avances dependen de
nosotros mismos y de nuestros propios recursos, por lo que es totalmente errado
pensar en desarrollo y mirar frontera afuera o catalogar de ajeno el compromiso
de trabajar.
Ante nosotros una etapa cargada, de no pocos
escollos, por la situación internacional compleja, que se convierte en fuerte
motivo para luchar con bríos en la defensa de lo que creemos, con beneficios
para todos, en especial para los más humildes.
El 2018, para Cuba, es un nuevo año de salvaguarda
de las conquistas logradas, de proteger la soberanía de la Patria, de obrar lo
necesario, para poder cumplir las metas; elogiar un presupuesto dedicado,
mayoritariamente, a la población, fomentar valores característicos de la
sociedad y un espacio requerido de acierto, con la mayor participación popular
en las tomas de decisiones, a cualquier intancia.
Vivimos en una humanidad descarnadas, cargada de
violencia e irrespeto. En medio de eso, la Revolución Cubana es una hermosa
fuerza antagónica a tales desvaríos, una poderosa carga de justicia social y la
certeza de tener al ser humano como el centro de todo el quehacer.
Atrás dejamos un período con reveces, alegrías y
tristezas. El infortunio más relevante sigue siendo la pérdida física del
Comandante en Jefe, vídeo, el 25 de noviembre
del 2016, a escasas jornadas del arribo del
aniversario 58 del triunfo de la Revolución.
Aprender a andar sin él es un desafío para la Cuba
de hoy y mañana, cuando ya se anunciaron premisas necesarias, en aras del
avance económico del territorio nacional:
incremento de la producción, para sustituir importaciones, ahorro y
utilización eficaz de los recursos.
Sabemos que riesgos y amenazas tendremos en este
nuevo período por la determinación de mantener el rumbo socialista y continuar
defendiendo el pensamiento martiano y
fidelista de una «América Nuestra» unida.
El General de Ejército Raúl Castro Ruz, en la
clausura del X Período Ordinario de Sesiones de la VIII Legislatura de la
Asamblea Nacional del Poder Popular lo subrayó: “los países de la América
Latina y el Caribe tenemos el deber de avanzar hacia la integración política,
económica y social de Nuestra América. Como he afirmado en diversos foros, trabajar
por la unidad dentro de la diversidad
es una necesidad impostergable”.
En nuevo año el Continente continúa con una derecha en
ascensión, los gobiernos progresistas
son acosados, derrumbados por golpes parlamentarios y la falta de ética crece.
Con la llegada de Donald Trump hay un
retroceso en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, un hecho sobre el cual
el Primer Secretario del Comité Central
del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de
Ministros, dejó bien claro que nuestro país no es el responsable.
Ratificó: “Cuba tiene la voluntad de
continuar negociando los asuntos bilaterales pendientes con los Estados Unidos,
sobre la base de la igualdad y el respeto a la soberanía y la independencia de
nuestro país, y proseguir el diálogo respetuoso y la cooperación en temas de
interés común con el gobierno estadounidense”.
Raúl destaca una realidad incuestionable: “La Revolución Cubana ha resistido
los embates de 11 administraciones de los Estados Unidos de distinto signo y
aquí estamos y estaremos, libres, soberanos e independientes”.
La convicción de todo un pueblo que sabe siempre ser
consecuente con su historia, reiterada por Raúl, tiene su precio y no deja de
ser el mayor reto para la Revolución que entra a sus 60 años, cuando, a 90
millas, está Trump refundando la guerra fría.
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